¿Qué explicación tienen los Trabajos de Hércules?
La interpretación más espontánea del mito que tendría por protagonista a Hércules es aquella que ve en él el símbolo de la lucha milenaria que, el hombre, se ve obligado a sostener y «derrotar» contra la propia naturaleza, combatiendo a las fieras, abonando la tierra para su cultivo, cambiando y regulando el curso de ríos y torrentes… y un sin fin de tareas, necesarias e imprescindibles, para su propia subsistencia.
Pero la epopeya de Hércules no finaliza aquí. Un antiguo mito latino, tributado con particular solemnidad en el Lacio, lo presenta como el liberador de aquella región de las fechorías del monstruo centauro Caco, el cual tenía su guarida debajo del monte Aventino, alejada del resto de los seres humanos. Según se cuenta, Hércules tuvo que pasar por allí cuando conducía el rebaño robado al monstruo Gerión. El centauro se atrevió a escamotearle algunas cabezas. No en vano, nuestro protagonista no conseguía encontrar los animales que le habían sido robados, pero un día, mientras el rebaño volvía de apacentarse un animal mugió, momento en el cual uno de los becerros ocultos en la gruta del centauro respondió con un igualmente mugido. Hércules, furioso y tremendamente enfadado, echó a correr por la ladera y penetró en la gruta, donde encontró a Caco, y, después de una lucha inmensa, consiguió estrangularlo.
En aquel lugar, según la tradición y leyendas romanas, las personas de la región dedicaron un altar a Hércules. Cerca de allí se construyó el Foro Boario, que fue un mercado de los animales, y donde se halló la justificación mítica de uno de los cultos religiosos más populares e importantes en la Roma, tanto republicana como imperial.
Empero, es interesante conocer el significado naturalista de este mito, pues, según varios estudiosos, se trataba de un mito solar, el cual encontramos de hecho en muchas mitologías, que simboliza el cielo que lucha contra las nubes, las golpea con su fulgor y libera las aguas que en ellas se encuentran prisioneras.
De las otras numerosas leyendas relacionadas con Hércules, apenas tiene importancia la que cuenta que éste, por una nueva orden del oráculo de Apolo, fue inclusive obligado a obedecer durante aproximadamente tres años a la reina de Lidia, Onfalia, siendo humillado por ésta hasta el punto de tener que vestirse con ropas de mujer y ocuparse de sus quehaceres cotidianos y trabajos femeninos.
Hermosa, estupenda y famosa es, por el contrario, la leyenda de su muerte: la última de las esposas que fueron atribuidas a este héroe fue la hija de Eneo (rey de Etolia), Deyanira. Un día, Hércules se encontró con ella, que quería atravesar el río Eveno. Se presentó entonces el centauro Neso para ayudarla, pero sin embargo Hércules accedió gustoso. Esto no le gustó al centauro, lanzándose al galope y huyendo con la hermosa víctima.
No obstante, la carrera de éste se vio frenada por el héroe, por sus flechas exactamente, momento en el que, antes de morir, ofreció a la chica a Hércules.
Cuando muchos años después, nuestro protagonista se enamoró de Yole, hija de Éurito, Deyanira, para reconquistar su amor, le envió la túnica fatal. El héroe, al ponérsela, sintió como si se estuviera quemando, y, gimiendo, y gritando de dolor, intentó quitársela, pero la túnica se desgarraba y todos aquellos girones que lograba arrancarse se llevaban consigo un horrible trozo de piel.
Desesperado de dolor, Hércules subió hasta la cima del monte Eta y construyó allí una pira con grandes troncos de pinos y ramas de carácter resinoso, donde se colocó encima de la pira y, para dar fin a aquella terrible agonía, ordenó a Filoctetes que prendiera fuego a la leña.