El mito y las ciencias primitivas
El carácter de los mitos más primitivos justificaría ampliamente la idea de que cuando el hombre se encuentra en la etapa intelectual de hacer mitos y su atracción temprana y sincera es (valga la redundancia) atraída por cualquier costumbre o fenómeno que no tendría para éste una razón obvia y lógica, inventa y cuenta o expone posteriormente una historia para tratar de explicarlo.
Y es que, por ello, serían, en su mayor conjunto, parte de explicaciones de dificultades intelectuales; esto es, preguntas fundamentales, por ejemplo, relacionadas con el origen del hombre que formarían parte de la naturaleza del mito, de la ciencia, de su causa y efecto.
No en vano, es necesario conocer que éstas explicaciones no serían ni son menos científicas por estar presentadas en forma de cuentos, en donde su misma existencia prueba que esas preguntas fueron realmente formuladas para explicar aquello que se había descubierto, pues propiamente no podrían explicarse sin que antes hubieran sido formulados por esas mismas preguntas antes.
Por este motivo, se podría entender a la mitología como la forma de explicar el universo en que viven y se mueven las personas de entonces.
Una de las diferencias principales entre la perspectiva del salvaje primitivo y la de un hombre civilizado es la gran extensión en la mente del primero de la teoría de la personificación, un punto que ha sido denominado con el nombre de «animismo». Todo posee un «alma», una fuerza de voluntad, a juicio mitológico. Pero el árbol, el Sol, el cielo… que están en los pueblos atrasados o primitivos, no sólo son personas, sino se tratarían de elementos a partir de los cuales el hombre de ayer trata de encontrar una explicación «racional» (entendiendo por racional, claro está, a una explicación que se adecuaba, por ejemplo, a los conocimientos científicos existentes en la época).
Este carácter primitivo, fundamental, vendría ejemplificado en la forma cómo se expresaban esos mitos, y aquellos sujetos, elementos, circunstancias, y características principales que, primero, intervenían en él, y luego lo conformaban, respectivamente.