La Eternidad
¿Qué hay detrás del velo de la muerte?, nadie lo sabe con certeza, pero todos tienen la intuición de que la vida es eterna.
La palabra eternidad no cabe en nuestros sentidos, porque somos seres limitados por el espacio y el tiempo.
Sin embargo, algunos creen que la eternidad está en nosotros pero no la percibimos.
Para el budismo tibetano, la eternidad es la fuente del alma, donde terminan las ilusiones y comienza la realidad.
Mientras estamos vivos no podemos ver la eternidad porque nuestra percepción es limitada, pero cuanto más ilimitada sea nuestra visión más real será nuestra existencia.
La eternidad es la libertad absoluta, donde no existe el tiempo ni el espacio, lo femenino ni lo masculino, ni relación personal alguna.
Antes de pasar a la eternidad tenemos que haberlo experimentado todo; es entonces cuando podemos elegir cualquier cosa, sin luchar, sin placer ni dolor.
Millen-Thomas Benedict pudo relatar su experiencia cercana a la muerte y describir la eternidad en forma muy detallada y su historia se hizo famosa entre la profusa literatura que existe sobre estas experiencias.
Benedict falleció en 1982 de un tumor cerebral y estuvo muerto una hora y media. Al morir, se encontró fuera de su cuerpo y se vio a sí mismo yaciendo en su cama.
Era capaz de percibir mucho más que cuando estaba vivo, podía ver su casa desde arriba, desde abajo y todo a su alrededor, desde todos los ángulos, hasta que sintió que lo envolvía la oscuridad.
De pronto apareció frente a él un luz brillante y se sintió atraído, pero con la certeza de que si se introducía en ella moriría definitivamente.
Contrariamente a lo que suelen relatar otros que experimentaron historias parecidas, Benedict rogó íntimamente que esa experiencia se detuviera y milagrosamente así fue. Mientras la luz adoptaba distintas formas relacionadas con creencias humanas, Benedict se dio cuenta que tenía frente a él un patrón cósmico de conciencia que le permitió experimentar la unidad del todo.
Esa bella matriz irradiaba amor y sanación, era la belleza pura de todas las almas humanas.
Preguntó íntimamente si la humanidad podría salvarse y la contestación que percibió fue contundente: los seres humanos ya están salvados, no importa lo difícil que parezca el tiempo presente.
En pleno éxtasis Benedict pidió a la luz que le revelara el secreto de la vida y de la muerte; y como respuesta comenzó un viaje a través del espacio tiempo que más que un viaje fue la expansión de su conciencia y pudo percibir las vibraciones primordiales de donde surge la creación.
Benedict sintió que estaba en contacto con el absoluto, que no era una experiencia religiosa sino un estado de conciencia sin límites.
Supo que la creación se genera a sí misma y que no tiene ni principio ni fin y pudo presenciar millones de big bangs que daban origen a nuevos universos.
Despertó en la cama de su casa, convencido de que tanto la muerte como la vida eran pura ilusión y de que había tenido la oportunidad de vislumbrar la realidad verdadera.
Benedict volvió a la vida, totalmente curado.
Fuente: “Jamás moriremos”; Deepak Chopra.