El Taoísmo de Lao Tse
El Tao es el modelo que hay que descubrir y copiar.
Lao Tse denomina al Ser Supremo, Tao, reconocido como norma de conducta, moralidad y virtud.
El Tao es el logos, origen y razón de todo, infinito, trascendente e inmanente a los seres, que no se puede definir pero que se puede experimentar.
Se cree que Lao Tse es el autor de la obra llamada Tao Te Ching (Tao: Dios, Te: alma o virtud, Ching: esencia o forma), aunque podría tratarse de una recopilación de los aspectos más importantes de la escuela taoísta, de procedencia ignota, presumiblemente del siglo V a. de C.
El Taoísmo tiene muchas analogías con las ideologías occidentales, principalmente con el Estoicismo y el Neoplatonismo y no deriva de la antigua cultura tradicional china.
Según los historiadores, Lao Tse que antes de exilarse de China dejó sus escritos, era contemporáneo de Confucio, que según algunas fuentes fue su discípulo.
La primera fase del Tao es la eternidad en el que no tiene nombre, el nombre es el Tao hecho realidad.
El Taoísmo adjudica poder al nombrar las cosas tanto para el bien como para el mal.
El Tao es inmortal, inmutable pero fecundo, es la nada, es el vacío lleno de realidades. No se puede nombrar, no se puede percibir, no se puede comprender. Es la forma sin forma, la figura sin figura, y primer modelo. La estabilidad de Dios tiene su movimiento y el movimiento del mundo tiene su estabilidad.
Desde la antigüedad el hombre se identificó con la divinidad tanto en oriente como en el occidente; y para el Taoísmo toda la naturaleza es imagen de Dios que Lao Tse llama bondad suprema.
La concepción cósmica de Lao Tse es idéntica a la de Platón y el hermetismo.
El Tao contiene el caos y las formas (Ching). Las formas son el potencial interno del ser de las cosas.
El Te es la moral o virtud que es eficaz en la inoperancia del no hacer. Lao Tse nos dice que es inútil esforzarse trabajosamente en algo o tratar de resolver problemas porque sólo manteniéndose en el Tao la vida no peligrará y el cosmos se encarga de todos los seres que contiene.
El orden moral equivale al orden biológico del vigor vital, y conservar la vida es un deber sagrado.
Lao Tse también coincide en la importancia de la tranquilidad de conciencia para mantenerse saludable. Perder el Tao es perder la salud.
El Tao(Dios) y el Te(virtud) son lo mismo pero uno crea y el otro forma.
La aspiración máxima del hombre es hacerse divino. El hombre no se resigna a la caída porque siente el llamado de la Bondad Suprema. El tiempo es infinito y también es infinita la repetición de creaciones y destrucciones.
Para resolver el problema de la eternidad y la inmutabilidad de la divinidad con la creación, como Pitágoras Lao Tsé pone otra Unidad que hace el par y la multitud. La naturaleza del número es guía y maestra de todas las cosas. En el número no puede haber errores y su característica es la verdad.
El Pitagorismo y Lao Tsé coinciden en utilizar a la unidad como enlace entre el Ser Supremo y su creación.
El hombre no tiene que hacer nada, el Tao es el modelo que hay que descubrir y copiar. Los inventos son deformaciones de la naturaleza.
El bien está en el mal y el mal está en el bien y todo tiene su opuesto. El hombre debe buscar el bien dentro de si mismo.