La Danza Kuchipudi y la Espiritualidad
El arte Kuchipudi nació en Andhra Pradesh, al Sur de la India, como una danza, tres siglos antes de Cristo, y permanece viva como una tradición.
Esta danza se caracteriza por una serie de movimientos delicados que expresan los dramas de la vida.
Durante mucho tiempo este arte solamente era representado en los templos, por hombres que pertenecían a la comunidad Brahaman, pero el estilo del arte Kuchipudi fue modificándose con el tiempo para adecuarse a las necesidades de cada época.
Recién en la década de los años cincuenta del siglo pasado, comenzaron a practicarla las mujeres; adquiriendo supremacía entre las danzas clásicas de la India.
La danza Kuchipudi le da la misma importancia al cuerpo, al lenguaje, al maquillaje, al vestuario y a la expresión y le asigna a los movimientos un valor místico y religioso, con el poder de revelar el yo interior.
En Argentina, Ranga, Barth o Rangaji, hace cuarenta años que practica y enseña esta danza.
Se trata de mover cada parte del cuerpo, principalmente los ojos, las manos y los pies, con los que se realizan figuras que denominan mudras y que tienen una gran carga de significado.
La danza comienza con un saludo similar al saludo al Sol del Yoga, con el objetivo de saludar y agradecer.
De esta forma, a través de los movimientos de todo el cuerpo, en silencio y muy concentrados, la danza permite la conexión con el Ser más profundo.
No sólo se trata de adquirir la destreza de este arte sino que también incluye consejos para vivir mejor, con honestidad y disciplina y con valores; como el respeto a uno mismo y a los mayores, la dignidad, la lealtad y la solidaridad.
Se comienza educando el cuerpo para comenzar a notar cambios más profundos.
Las figuras o mudras se refieren a la autoridad. Los gestos y las posturas de las manos representan la base de las filosofías hindúes, como la de la meditación o la de la renuncia a las cosas mundanas.
Estos movimientos son capaces de concentrar fuerzas, tanto para el que los ejecuta como para el que los contempla.
Las manos son verdaderas terminales de energía, orientadas con plena conciencia.
En la danza principalmente, se encuentran los mudras dinámicos; en los que los dedos representan los elementos del universo y tienen una función. Por ejemplo, el dedo meñique (elemento tierra), simboliza vitalidad y seguridad interior; el anular (elemento agua) simboliza las emociones; el medio (elemento fuego) la responsabilidad; el índice (elemento aire) la compasión y la armonía y el pulgar (elemento cielo o éter) la creatividad y la comunicación.
Hay gestos que generan una sensación interna de fuerza y seguridad que se combinan con fuerza y delicadeza; y otros que simbolizan la libertad soberana que se alcanza con el proceso de evolución del yoga.
El primer centro de danza clásica de la India en Argentina es el centro Anandarajam, donde realizan presentaciones anuales con coreografías dirigidas por su directora y fundadora, Ranga, que mezcla elementos clásicos y contemporáneos de la danza.
En las clases se enseña mucho más que bailar, es también una forma de lograr un cambio espiritual, mejora el andar, corrige la postura y hace que los movimientos del cuerpo sean más bellos y femeninos.
Los antiguos conocían las formas artísticas para llegar al espíritu. En este caso, el cuerpo representa el vehículo que brinda la posibilidad de descubrir el misterio de la realización personal y el autoconocimiento.
Fuente: «Entrecasa»; No.182; Noviembre 2010; «Bailar como en la India»; Bárbara Limoncelli.