El Arte y la Espiritualidad
Cualquier expresión artística simboliza la capacidad del hombre de conectarse con su dimensión espiritual, expresa sus emociones, estados de ánimo, experiencias, sentimientos, modos de pensar, afectos, intuiciones y le permite manifestar su creatividad, brindándole la posibilidad de vivir la experiencia única de la magnitud de su libertad y abriéndole el camino del crecimiento y del auto conocimiento.
El arte ha existido desde tiempos prehistóricos, las pinturas rupestres encontradas en antiguas cavernas lo demuestran, reflejando la intención de dejar una huella que no se pierda.
El arte es un símbolo y define a una cultura, representando un diálogo permanente con el pasado; y es un medio de comunicación, porque le ha permitido a nuestros antepasados comunicarse con el futuro, informando sobre su historia, su geografía, sus pasiones, sus costumbres, sus trabajos y sobre los detalles de su vida cotidiana.
La expresión artística permite materializar nuestra imaginación y crear otros mundos, otras realidades, otras formas de vivir y otras sensaciones y ayuda a recuperar el equilibrio del alma cuando está torturada por imágenes internas que la acosan.
El arte despierta el mundo interior que está dormido y que guarda nuestro ser esencial, ansioso por ser descubierto.
La música comenzó siendo la forma en que el hombre de la antigüedad se conectaba con lo sagrado, porque el sonido es una de las herramientas por excelencia para unirse a lo trascendente.
La vibración de los sonidos equilibra las vibraciones del cuerpo produciendo orden y quietud interior y permitiendo la conexión con el verdadero Ser.
Los festivales de rock son los intentos inconscientes de recuperar esa conexión en un momento en que se pretende prescindir de la espiritualidad, buscando por medio del sonido la misma intención de nuestros antepasados de pertenecer y unirse a un orden superior.
El canto inicialmente comenzó siendo una alabanza, una forma de honrar y satisfacer a los dioses. Se cantaba para pedir favores y para agradecer y esa confianza reportaba equilibrio y paz.
La música, la danza y el movimiento poseen fuerza integradora y tienen una influencia directa sobre la psique.
Los sonidos musicales representan una descripción de formas armoniosas, producto de la creatividad, que recrea los sonidos de la naturaleza, el canto de los pájaros, las emociones y las pasiones humanas, que impulsan a danzar, permitiendo la expresión de todas las emociones y mejorando la relación con el propio cuerpo. Este cambio puede ser trasladado luego a la vida cotidiana para armonizar el curso de la vida y las relaciones.
El arte como expresión de la creatividad es una fuente de transformación interna y externa y representa una herramienta valiosa para lograr cambios profundos y permanentes en la psique.
El impacto de la belleza en el hombre, según Kant, produce respeto y admiración, pero el arte solamente recrea lo sublime de la naturaleza.
Lo sublime es lo que eleva el alma sobre la mediocridad, pero no depende tanto del objeto que conmociona sino de la sensibilidad de cada uno.
Para Kant, lo sublime nos llega a conmocionar y lo bello solo nos puede encantar.
Según el filósofo, aunque todos tienen distintas formas de percibir, el alma parece tener una sensibilidad apta para el virtuosismo, emoción de que hasta las almas más comunes son capaces.