La Cabalá, una cosmovisión mística
La Cabalá nace de la tradición y el Árbol de la Vida es su mejor símbolo para meditar y el más sencillo de comprender.
Los místicos conocen el arte de meditar sobre un símbolo que alguna vez sugirió a sus antepasados ciertas ideas, y saben que por ese medio pueden acceder a esas ideas.
Esto se denomina magia blanca, que significa la utilización de poderes ocultos con fines espirituales.
La Cabalá es una filosofía monoteísta aunque pueda manejar poderes extraordinarios pero siempre como intermediaria del único Dios que es el que gobierna el cosmos y que domina sobre lo manifiesto.
En el Árbol de la vida se concentran todas las fuerzas y elementos del universo manifiesto y del alma humana. Representa una integración de ciencia, psicología, filosofía y teología.
El símbolo es el objeto de la meditación cabalística, y la tradición cuenta que los primeros cabalistas fueron ángeles celestiales.
El símbolo es un disparador de intuiciones, ricas en ideas, que precede al esclarecimiento, mientras que las palabras producen sólo pensamientos, por eso la Cabalá es un sistema evolutivo.
El símbolo del Árbol de la vida es la representación simbólica de la materia prima de la conciencia Divina, y representa la mente Universal así como el sueño simboliza la mente individual.
El Árbol se aplica al Macrocosmos y también al Microcosmos que es una réplica de la totalidad del cosmos en miniatura y esta correspondencia es el fundamento, según los cabalistas, de la posibilidad de la adivinación y que permite la conexión entre cada alma individual y el alma del cosmos.
Cada símbolo del Árbol de la Vida simboliza una fuerza o un factor cósmico y la conexión con estas fuerzas proporciona una gran energía al alma, dotándola de poderes mágicos.
Las veintidós letras del alfabeto hebreo se asocian con los Senderos del Árbol de la Vida y también con la veintidós cartas mayores del Tarot.
Los cabalistas colocan también sobre estos senderos a los signos del Zodíaco, es decir, los planetas y los Elementos; doce signos, siete planetas y cuatro elementos, en total, veintitrés símbolos.
Si quitamos el elemento Tierra que no aparece en los Senderos, ya que éstos nos introducen en el mundo invisible simbólico, quedarán veintidós símbolos que guardan perfecta correspondencia con los arcanos mayores del Tarot y el alfabeto hebreo.
Para los Cabalistas hay cuatro mundos, el Arquetípico, el de la Creación, el de la Formación, el de los Ángeles y el de la acción o de la materia.
En hebreo, una letra es también un número y los números son símbolos de las ideas del mundo trascendente.
El nombre de una persona tiene un significado importante trascendente.
Las ideas trascendentales trascienden el pensamiento y solamente se accede a ellas a través de los símbolos y meditando sobre ellos, y el Árbol de la vida es un método para lograrlo.
La Cabalá no concibe a Dios como si este fabricase a la creación una etapa tras otra, sino que piensa en las diferentes fases de la manifestación como evolucionando una de la otra y cada fase contiene la potencialidad de todas las que vienen detrás de ella en la escala de la manifestación.