La Enfermedad y la Cosmovisión
La enfermedad es un ataque contra uno mismo, contra la propia identidad. Se odia lo que uno cree que se es, es la propia imagen de uno mismo la que lleva a ser destructivo, porque es el ego el que enferma al cuerpo, no el si mismo.
La persona enferma no tiene paz interior y construye su enfermedad con la ilusión de recobrarla, pero como es ilusoria porque pertenece al sistema de pensamiento del Ego, que también es irreal, sólo se pueden intentar métodos en ese nivel de realidad también ilusorios.
El cuerpo es perfecto y la salud su estado natural. Tiene un sistema de autorregulación y la inmunidad necesaria para mantenerse saludable siempre; y la enfermedad es una ilusión, igual que el Ego, una ilusión de la mente.
El ego se aferra a cosas ilusorias, a una realidad que él mismo ha fabricado y que tiene significado sólo para él.
La verdadera realidad está allí para ser aceptada y sólo cuando desaparezca la realidad ilusoria se podrá recobrar la salud, porque la verdad y las ilusiones son irreconciliables.
El ego construye un sistema de pensamiento coherente pero falso e ilusorio, que transforma el camino de la vida en algo tenebroso y sombrío, que sólo se ilumina con la chispa del si mismo; y la curación comienza con el reconocimiento del si mismo.
La cura es una lección de entendimiento y la verdadera libertad es ver la verdadera realidad.
Culparse a uno mismo o a los demás significa identificarse con el ego.
Nadie puede deshacerse de las ilusiones sin analizarlas primero examinando su sistema de pensamiento; porque la curación exige despejar todos los obstáculos que no permiten acceder al conocimiento.
Podremos ver entonces la fuente del miedo, que tampoco es real, porque el miedo no tiene efecto si no existe.
El ego no tiene poder para hacer nada porque es solo una ilusión. El ego es el símbolo de la disociación, pues su propósito es ser auto suficiente e independiente de cualquier poder que no sea el suyo propio.
La fuente de los resultados del ego no es natural, porque se opone a la verdadera naturaleza del si mismo.
El ego considera cualquier dependencia como una amenaza y siempre ataca en defensa de su autonomía. Permite sentirse altanero, incrédulo, frívolo, distante, superficial, insensible, pero no permite darse cuenta de que realmente no tiene miedo.
El ego percibe lo bueno y lo malo, el si mismo percibe la perfección de la unidad.
La enfermedad pertenece al ego y como el ego no existe, porque sólo existe realmente la salud como una unidad, la salud Es y la enfermedad no Es, porque los opuestos no existen fuera de la unidad del Ser.
El mundo no acabará destruido, sino que sufrirá una transformación, cuando toda percepción esté basada en el conocimiento y no en las ilusiones creadas por el Ego, que es el que crea conflicto y división.
Cuando podamos conocer el verdadero significado de lo que percibimos, veremos la realidad tal cual es, donde las enfermedades no existen.
La verdad es real y para creer en ella no hay que hacer nada, porque solo la realidad ilusoria del ego exige interpretación; e interpretar los motivos del ego es muy complicado y confuso.
La verdadera realidad no suscita conflicto alguno porque hay una sola verdad y no muchas, reemplaza el miedo por el amor, transforma el error en verdad y nos enseña que la unión es la verdad.
Fuente: «Un Curso de Milagros», Fundación para la paz interior, 2007