Infidelidad Femenina
La lealtad es un valor humano. A través de la historia el hombre ha sido capaz de actos de heroísmo por lealtad, hacia su país, sus compañeros, sus amigos y hacia su familia.
La lealtad se relaciona con el honor y la confianza, virtudes que son tan difíciles de ganar como fáciles de perder.
Curiosamente es un valor que también se estima en el ambiente mafioso, donde la lealtad se respeta, porque un acto de deslealtad se puede pagar con la muerte, según lo comprobamos a través de la crónica diaria.
Las estadísticas afirman que la mujer es categóricamente menos infiel que el hombre, sin embargo, aunque en menor proporción, también pueden ser infieles a sus parejas por distintas razones.
En principio, la falta de lealtad a un compromiso significa no considerarla un valor moral absoluto sino un valor relativo a las circunstancias. De manera que si la infidelidad se comete como venganza, como una travesura sin importancia que pareciera que todos se permiten en ciertos círculos, para provocar los celos de un marido indiferente, para liberarse del aburrimiento, o por un arrebato de pasión, la expectativa de las mujeres infieles es que no se sentirán culpables.
Los valores adquiridos en la familia, aunque no se respeten en la práctica, quedan fijados en nuestra memoria y según Jung, los arquetipos que heredamos de mitos y tradiciones del pasado también se encuentran en nuestros genes; de manera que profundamente, dentro de nosotros mismos hay un testigo silencioso que juzga y que se convierte en nuestro juez más implacable.
La mujer generalmente suele cometer adulterio cuando su marido es indiferente o no satisface sus necesidades, tanto afectivas como sexuales. También como venganza si su marido también es infiel; o para hacer justicia y cobrarse el maltrato, si su pareja la ha ofendido. Y a veces para darle celos y atraer su atención de algún modo cuando han fracasado todos sus intentos.
Pero personalmente creo que casi siempre, la infidelidad se comete por aburrimiento y en lugar de apasionarse por algo que le de sentido a su vida, las personas se aferran a alguien para sentirse vivos.
El aburrimiento es ansiedad, es sentir una carencia que necesita ser satisfecha, es la inquietud que motiva a hacer cosas, a crear, a inventar, a construir, a cambiar un estado de cosas rutinarias y monótonas por otras más excitantes que le de sentido a la vida. Es la angustia existencial que nos impulsa a realizarnos como personas.
Pero no todos interpretan su sentir de esta manera y creen que dejándose llevar por una pasión los hará sentir plenos porque sexualmente los hacen sentir satisfechos. Pero las pasiones humanas terminan y se descubren que se sienten igual que antes, aún más vacíos y hasta más despreciables.
Tener un código de valores para vivir conforme a él no es sólo para ser respetados y ganarnos la confianza de los demás, sino que es necesario para creer en uno mismo, mantener la propia autoestima, y sentirse orgulloso, para vivir tranquilo y aprender a quererse y a respetarse y de esa manera permitirse ser felices.
El desarrollo de la autoestima exige sentirse bien con uno mismo, haciendo lo correcto y siendo fieles a nosotros mismos. El otro nunca podrá hacer nada por nosotros, porque todo depende de uno mismo.