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Maquiavélico

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Cuando decimos que un plan, una persona, un proyecto, etc. son maquiavélicos queremos decir que es malvado, pérfido, que con tal de conseguir su objetivo hará cualquier cosa. Este calificativo, que hoy es una palabra más de nuestro lenguaje, tan común como palabras como «sartén», «pajaro», «monedero» o «flauta», deriva del nombre de un autor del Renacimiento italiano: Nicolás Maquiavelo. Como ocurre con otros pensadores, la historia no se portó especialmente bien con este escritor, diplomático, filósofo político y alto funcionario italiano. Hoy en día es considerado por el común de los mortales como un ser casi diabólico. Este común de los mortales que lo considera diabólico jamás ha leído, con toda seguridad, ni tan siquiera la obra responsable de tan perversa fama: El príncipe.

Maquiavelico

Nicolás Maquiavelo (1469-1527)

Algunas palabras sobre El Príncipe

El príncipe es un tratado de política escrito por Nicolás Maquiavelo en 1513 (aunque no se publicó hasta 1531). Es un libro dirigido explícitamente a Lorenzo de Medicis, que en 1512 comienza a gobernar Florencia. En este tratado, Maquiavelo le describe al futuro príncipe de Florencia como ha de obrar para que:

Hablando en términos muy generales, invierte el sentido de la noción de virtud, afirmando que ser virtuoso, para un hombre de estado, es aparentar lo que comúnmente se consideran virtudes y profesando lo que se consideran vicios. De este modo, un príncipe debe ser más temido que amado; más bien avaro que liberal; hipócrita antes que honesto; etc.De otro modo, afirma el filósofo florentino, el príncipe no durará en el puesto ni dos telediarios.

Hay que añadir que la obra tiene un carácter descriptivo, de tal modo que Maquiavelo se basa en ejemplos tomados de la vida política real, tanto de su tiempo como de la época clásica. A este respecto, repite con cierta frecuencia que el príncipe debería conocer la historia clásica, por lo menos en lo que a cuestiones políticas respecta.

Sea como fuere, lo que llama aquí la atención, es el hecho de que el autor se centra constantemente en las acciones políticas que un príncipe (un gobernante) debe de llevar a cabo en un estado de excepción: cuando existe una amenaza extranjera, cuando es un príncipe nuevo, en un estado nuevo, etc. Dadas las circunstancias en las que se escribe el libro, a Maquiavelo no le importa demasiado la política de la tranquilidad.

El príncipe: cómo ser un tirano y cómo derrocarlo

En una ocasión alguien le comentó a Maquiavelo que había instruido a los príncipes cómo convertirse en tiranos. Nuestro autor, que era bastante elocuente, respondió de este modo:

Lo cierto es que, como dijimos al principio, Maquiavelo fue tratado injustamente por la historia. En primer lugar, su verdadera concepción de la virtud no es la que aparece en El príncipe. Como hemos dicho, este libro es un tratado para hacer política durante un estado de excepción (revoluciones, invasiones, guerras, etc.).

En segundo lugar, tal y como se dice en la cita con la que hemos empezado este epígrafe, El príncipe no solo enseña a un hombre de estado como convertirse en un tirano, sino que también, como dice el propio Maquiavelo, enseña al pueblo a deshacerse de los tiranos. En efecto, en la obra hay numerosas referencias al pueblo y a la actitud y el comportamiento que un gobernante debe tener hacia el pueblo. Lo que más llama la atención, desde este punto de vista, es que en estas referencias hay lecciones para el pueblo sobre cómo derrotar a un tirano. Por ejemplo, en estas líneas:

…es decir, que un pueblo que quiera librarse del tirano, siempre puede contar con la ayuda del enemigo extranjero.

Como decimos, este tipo de lecciones salpican El príncipe de Maquiavelo.