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El referéndum griego desde una perspectiva maquiavélica

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

El pasado 5 de julio ocurrió un hecho sin precedentes en la historia de la Unión Europea: los ciudadanos griegos votaron en un referéndum si aceptaban las imposiciones de la CE (Comisión Europea), el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el BCE (Banco Central Europeo), la llamada «troika», para que Grecia pagara su deuda. El presidente electo griego, Alexis Tsipras, tras agotar las vías de negociación, y sobre la base del hecho de que la deuda griega es impagable en su totalidad y del hecho de que las imposiciones de la troika han sido un fracaso, decidió convocar el mencionado referéndum.

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En términos generales, esta es la historia que vamos a analizar aquí desde un punto de vista maquiavélico, no en el sentido en que se utiliza este concepto, que tienen connotaciones peyorativas; sino más bien en haciendo referencia a los aspectos de la obra de Nicolás Maquiavelo que están presentes en este acontecimiento.

El apoyo del pueblo

El capítulo XX de El príncipe de Maquiavelo es bastante iluminador, por lo que respecta al sentido de la obra del autor florentino. Dicho capítulo se titula:

«Si las fortalezas y otros medios que parecen útiles a los príncipes lo son en realidad»

La tesis que allí mantiene es que la mejor de las fortalezas, la que mejor puede proteger al príncipe y perpetuarlo en el poder, es que el pueblo le tenga afecto. Es decir, la mejor baza del gobernante es conseguir granjearse al pueblo:

«No hay fortaleza mejor que el afecto del pueblo; porque un príncipe aborrecido de sus súbditos debe contar con que el enemigo extranjero volará a ayudarlos luego que los vea en armas».

Este principio maquiavélico se puede ver claramente en la estrategia de Tsipras. Al convocar el referéndum, el líder griego no sólo buscaba un mandato popular para rechazar las condiciones de la troika, sino también fortalecer su posición en casa. Sabía que, si el pueblo griego se sentía partícipe de la decisión, su apoyo sería más sólido y duradero.

El referéndum griego sirvió para saber si los ciudadanos de aquel país apoyaban a su Gobierno o no. La respuesta que dio fue un «no» a la troika, un 62% votó que no aceptaba sus imposiciones, por lo que Alexis Tsipras ganó poder de negociación, a la par que lo perdió la troika. El presidente griego cuenta con el apoyo de la gran mayoría del pueblo, por lo que la troika no puede aprovechar el descontento del pueblo para su invasión económica de Grecia.

El enemigo de mi enemigo es mi aliado

La cita de El príncipe que hemos puesto anteriormente también se aplica para las relaciones entre los estados u otros organismos como la troika. En efecto, lo que dicha cita implica es que el enemigo de mi enemigo es mi aliado. Esto parece haber aplicado Alexis Tsipras de forma paralela al referéndum. De este modo, mientras que en Europa no se hablaba de otra cosa, el mandatario griego mantenía reuniones nada secretas con el presidente ruso, Vladimir Putin, «competidor» de la Unión Europea.

Rusia, por supuesto, puede convertirse, desde esta perspectiva, en un aliado ventajoso para Grecia, al menos mientras que duren las rivalidades entre la Unión Europea (y Estados Unidos) y Rusia.

Además de buscar apoyo en Rusia, Tsipras también ha intentado fortalecer su posición a nivel internacional a través de la diplomacia. Ha buscado el apoyo de otros países que también han sufrido las imposiciones de la troika, como Portugal e Irlanda, y ha intentado ganarse la simpatía de los países emergentes, que ven en Grecia un posible aliado en su lucha contra el dominio de las potencias occidentales en la economía mundial.

En este sentido, Tsipras ha demostrado una gran habilidad para utilizar la diplomacia como una herramienta para fortalecer su posición tanto a nivel nacional como internacional. Ha sabido jugar con las rivalidades entre las diferentes potencias para obtener ventajas para su país, una estrategia que sin duda habría aprobado Maquiavelo.

Por último, es importante destacar que, a pesar de las dificultades y los desafíos que ha enfrentado, Tsipras ha logrado mantenerse en el poder y seguir luchando por los intereses de su país. Esto demuestra que, al igual que el príncipe de Maquiavelo, ha sabido adaptarse a las circunstancias y hacer uso de todas las herramientas a su disposición para asegurar su supervivencia política.