Filosofía

La diferencia

Publicado por Ruben Avila

la diferenciaEn el último artículo que dedicábamos a analizar el pensamiento de Derrida, asegurábamos que lo que el pensador frances quiere demostrar con su programa deconstruccionista, es que no existe ningún significante que administre de manera absoluta la presencia de significado. Aquí es donde entran en juego los conceptos de diferencia (différance) y ausencia». Ahí terminábamos el artículo, así que dejábamos en el aire el significado de “différance”. También hicimos referencia a otro término de gran importancia, como es el de “trace”, sin entrar a analizarlo. En esta ocasión pretendemos subsanar el error.

La diferencia es existencia

Antes que nada debemos dejar sentados, siguiendo a Derrida, dos puntos fundamentales a la hora de analizar un texto. Por un lado que todo elemento de dicho texto tiene que estar obligatoriamente relacionado con el resto de sus elementos; y, por otro, que a pesar de la relación evidente, tiene que ser diferente. Estas dos características son las que definirán tanto su función como su existencia.

Está claro que un elemento que sea igual a otro, ciertamente, no existirá. Es la diferenciación la que le otorga existencia, ser diferente a todos los demás. Su función vendrá determinada por la relación que tenga con ese entorno en el que se encuentra.

En este sentido, es importante entender que la diferencia no es solo una cuestión de comparación o contraste. La diferencia, en la filosofía de Derrida, es una condición inherente a la existencia misma. No es simplemente que las cosas sean diferentes entre sí, sino que la existencia de cualquier cosa implica necesariamente su diferencia con respecto a todo lo demás.

Así que por esta razón, para Derrida, considerar que un término domina sobre cualquier otro, es un signo represivo injustificable -claro que toda represión lo es- del primero sobre el segundo. Como ejemplos paradigmáticos de lo anterior, el filósofo francés se refiere a los términos dicotómicos de la tradición metafísica tales como realidad-apariencia o sensible-inteligible.

Diferencia y ausencia

En el modelo teórico que construye Derrida, la “différance” y la ausencia tienen el mismo peso específico que la presencia. Y de igual forma que la presencia no es completa, la ausencia tampoco lo será. De hecho, el requisito fundamental para que exista significado no lo encontramos en la ausencia de presencia sino en su posposición, en que sea diferida, que será lo que marque la diferencia. Sin ésta, significado y significante serían la misma cosa. «Puede decirse que la presencia de cada uno (significado y significante) «marca» el otro y viceversa. Así se produce en ambos, por consiguiente, la “trace”».

Esta red de diferencias, de “presencias diferidas” y ausencias son formada por las palabras y los conceptos que recorren un texto, a la vez que se dan sentido recíprocamente. Por supuesto, es una red donde los elementos aparecen mezclados, ninguno surge, por decirlo de alguna forma, en estado puro.

La ausencia, en este contexto, no es simplemente la falta de algo. Es una parte integral de la existencia y del significado. La ausencia es lo que permite la diferencia, y la diferencia es lo que permite la existencia y el significado. En otras palabras, la ausencia no es simplemente un vacío, sino una parte activa y necesaria de la realidad.

Como conclusión de lo anterior, a decir de Derrida, nos encontramos con que es imposible adecuar de una manera perfecta palabra y realidad: «la palabra plena ni ha existido ni existirá jamás».

Escritura y lenguaje

La escritura señala aquellos procesos regulatorios e institucionalizantes de toda simbolización y que por su propia esencia son indefectiblemente febles e indemostrable. Es decir, la “escritura” se instituye como un agente regulador de todos los sistemas significantes, tanto aquellos que por su constitución son de índole gráfica como los de tipo oral. Así las cosas, la escritura es la encargada de organizar todo el sistema de referencias significantes que crean el lenguaje. Por lo que se debe considerar como el factor determinante en todo acto simbólico, independientemente de que su función sea expresar, representar o significar. Es por ello que Derrida plantea la paradoja de que «la escritura incluye el lenguaje».

En este contexto, la escritura no es simplemente un medio para transmitir el lenguaje. Es una parte integral del lenguaje mismo, y juega un papel crucial en la formación y la regulación del significado. La escritura, en la filosofía de Derrida, es una forma de presencia diferida, una forma de ausencia que está presente en cada acto de significación.

Imagen: elclubdelosdomingos.com