Contra el socialismo
Friedrich Hayek es uno de los teóricos sociales más importantes del siglo XX. Nacido en Viena, en 1889 logró convertirse en uno de los economistas más sobresalientes entre la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, y representante de la escuela austríaca de teoría económica, de gran influencia en su época. En 931, se trasladó a Gran Bretaña, invitado por el economista Lionel Robbins, para dar una conferencia en la London School of Económic. No volvería a Viena a vivir. Desde entonces fijó su residencia en las islas británicas, hasta su muerte en 1992. Y a pesar de que también fue profesor de la Universidad de Chicago y de la de Friburgo, fue en Gran Bretaña donde logró consolidar su influencia política, sobre todo en la época en que Margaret Thatcher fue primera ministra (entre 1979 y 1990), al aparecer habitualmente citado en los discursos de la mandataria inglesa.
Contra el socialismo
La principal lucha de Hayek fue contra el socialismo, que él veía representado tanto por el estalinismo como por el nazismo, a su parecer hijos de la misma madre, sólo que mientras el primero era socialismo de izquierdas, el segundo era de derechas. A partir sobre todo de la Segunda Guerra Mundial, lucho fervorosamente contra el socialismo y el colectivismo.
El objetivo esencial de Hayek viene dado por la pregunta siguiente: ¿cómo podemos conciliar la libertad individual con el orden social? O, dicho de otra forma, ¿cómo podemos proteger al individuo del Estado?
El orden social espontáneo
La problemática, que tal vez parezca imposible de resolver, es encauzada por Hayek gracias su confianza en el “orden social espontáneo”, que para existir tiene que suponer un tipo de relación entre individuos, además de ser posible, por supuesto.
A decir del pensador vienes es un error utilizar los métodos de las ciencias naturales en las ciencias sociales, ya que éstas últimas navegan por el ámbito de la subjetividad. De hecho, esta subjetividad (los conceptos y puntos de vista de las personas) que es inherente a las mentes de los individuos, debe ser el punto de partida de la ciencia social. Así, el orden social estará sustentando en esos conceptos y puntos de vista, que será a lo que llamaremos “totalidades sociales”. Por tanto, suponer que la existencia de estas totalidades puede observarse directamente, es para Hayek cometer la falta del “colectivismo”.
Por tanto, la tarea de la ciencia social, será fijar esa subjetividad, espontánea y sin un objetivo social definido, para analizar los resultados no deliberados de las instituciones. Para Hayek, entes sociales útiles surgen sin un plan previo u organización general, sin autoridad, sin ejercer coacción y, por tanto, sin debilitar o atacar la libertad individual.
Hayek no se opone a las organizaciones jerárquicas, con un fin definido, sino a la idea de considerar y organizar a la sociedad como si de una totalidad se tratase. También es contrario a la consideración de que cualquier orden social para ser beneficioso tiene que ser efecto de un proyecto fijado, es decir, no espontáneo.
De hecho, con su idea de “orden social espontáneo” pretende buscar una vía que justifique la consideración colectivista de la sociedad, al asumir que la espontaneidad individual es capaz de confeccionar un orden social beneficioso.
Imagen: en.wikipedia.org