La Felicidad no es un Secreto
Janet Bray Attwood, es periodista y escritora y dedica gran parte de su tiempo a entrevistar líderes espirituales para entender las pasiones que motivan sus existencias.
Con este material escribió un libro y también intervino en la realización de una película documental.
Posteriormente escribió su propio libro con el propósito de ayudar a las personas a descubrir en si mismos sus propias pasiones.
Para Attwood, lograr conocer las razones que le dan sentido a la vida es el secreto de la felicidad.
En realidad este es un concepto que comparte con muchos otros pensadores tanto antiguos como contemporáneos, entre ellos Viktor Frankl, quien formuló la misma afirmación en su libro “La búsqueda de significado”, que constituye la base del encuadre teórico de la nueva forma de psicoterapia que denominó Logoterapia.
Attwood está convencida que la felicidad se puede lograr, cuando una persona puede apreciar lo que ella es y lo que tiene y puede amar todo lo que la vida le ofrece.
Sin embargo, la realidad nos muestra que la gente vive insatisfecha y no se conforma y cree que será feliz cuando tenga lo que no tiene.
La gente cree que la felicidad está afuera de si misma y trata de copiar modelos identificándose con los demás que son diferentes, en lugar de buscar en su interioridad la razón de su existencia.
Sólo el autoconocimiento es lo que permite saber quienes somos y para qué estamos aquí, qué es lo que nos hace sentir bien y qué es lo que queremos hacer como personas únicas y diferentes.
Hacer lo que le gusta no siempre es lo que la mayoría está haciendo, que generalmente es lo que la hace sentir cómoda pero insatisfecha.
Para cambiar, lo primero que hay que hacer es vencer la inercia para salir de la mediocridad y atreverse a iniciar algo nuevo.
Más importante que descubrir potencialidades es comprometerse con ellas y renunciar a todo lo demás que no es para uno.
Tal vez no sea posible estar seguros de lo que realmente queremos pero sí podemos saber que estamos en el camino correcto, porque nos sentimos mejor, de buen humor, con más paciencia, mejor carácter y de pronto nos damos cuenta que la gente a nuestro alrededor nos busca y nos demuestra que nos aprecia y nos quiere.
Todo esto por nada más y nada menos que apasionarnos con algo que nos entusiasma y que nos hace sentirnos felices de estar vivos.
Somos seres inagotables y nunca nos terminaremos de conocer del todo, por eso no podemos cerrarnos a los que creemos que son nuestros objetivos ahora, porque luego podemos descubrir que pueden ser diferentes, seguramente mucho más amplios de lo que jamás hubiéramos podido imaginar ni soñar.
El hecho de estar bien con uno mismo produce un cambio a nuestro alrededor, nos garantiza llevarnos bien con los demás, nos permite tener mayor conciencia de nuestras responsabilidades y nos hace más compasivos y más dispuestos a dar amor.
La tenacidad es la virtud que se necesita para llevar a cabo los proyectos, porque no siempre el verdadero camino es fácil, ya que todos los que han conseguido sacar de si mismo lo mejor han tenido que atravesar muchos escollos. Tal vez, esos obstáculos sirven para señalar que la verdadera felicidad está en el proceso y no en los resultados.
El impedimento más grave para la realización personal es el miedo. Miedo a lo desconocido, al fracaso, al éxito, al cambio, a la responsabilidad que implica cada acción.
Todos estos miedos son los que nos hacen tolerar el sacrificio de pasarnos la vida haciendo otra cosa.
El descubrimiento de uno mismo es un viaje sin retorno, porque una vez iniciado es imposible volver a ser otro; y lo más extraordinario es que siempre estamos a tiempo y nunca es tarde.
Fuente: “Descubre el secreto”, Janet Bray Attwood y Chris Attwood.