La felicidad
Ya sabéis que estamos en los últimos artículos hablándoos de las tesis morales epicúreas. Bueno, lo sabréis los que nos hayáis seguido últimamente, para los demás si queréis podéis echar un vistazo a los anteriores, para no perderos el hilo de lo que aquí os contamos. En cualquier caso, vamos a hacer un pequeño resumen antes de continuar.
Hasta ahora hemos visto 10 tesis de las 40 con las que dijimos al principio que íbamos a resumir el epicureísmo moral. Por destacar las más importantes, las que quizás a nosotros, desde nuestra perspectiva actual, más nos pudieran interesar, cabe recordar cómo nos conminan a entender a la muerte como algo vacuo, cómo tratan de que eso que ellos mismos llaman el mayor mal para nosotros no lo sería tal si analizáramos lo que realmente ocurre, que mientras estamos vivos la muerte no la sentimos y cuando morimos tampoco, puesto que al disolvernos nos hacemos insensibles. También, por otra parte, aseguraban que ningún dolor es eterno y que aunque todo placer es por sí mismo un bien, los hay que nos procuran más dolor que placer.
Vistos, muy resumidamente, los diez puntos anteriores, veamos los cinco que tenemos para hoy:
11. Aseguraban los epicúreos que si realmente no tuviéramos a la muerte ni a los fenómenos celestes, y si también desconociéramos los límites del placer y del dolor, no necesitaríamos de la ciencia natural. ¿Por qué?
12. Porque, teniendo en cuenta que tememos lo anterior, necesitamos conocerlos en profundidad para dejar de temerlos. Necesitamos conocer lo que nos rodea, todos los fenómenos que se producen a nuestro alrededor para dejar de temer. «De modo que sin la investigación de la naturaleza no era posible obtener placeres sin tacha».
La ciencia, pues, nos procura la felicidad. Se invierte aquí, a nada que observemos, la idea del génesis, en el que Adán y Eva son expulsados del paraíso por comer del árbol del saber y la ciencia. Es decir, mientras la Biblia nos asegura que es el conocimiento lo que ha traído al ser humano la infelicidad —y aunque se trate de enfatizar en el hecho que fue la desobediencia la causa del exilio, no deberíamos olvidarnos qué era lo que significaba que Adán y Eva probaran el fruto prohibido ni por qué era éste prohibido, claro—, los epicúreos aseguran que será la ciencia precisamente la única capacitada para ayudarnos a ser felices.
13. Si consiguiéramos la seguridad entre los hombres, por poder y riquezas, pero tembláramos angustiados ante lo que ocurre «más arriba y por las de debajo de la tierra» de poco nos serviría toda esa seguridad primera.
14. Aseguran también los epicúreos que tras haber conseguido seguridad frente a los hombres, por tener riqueza suficiente como para no depender económicamente de nadie y una posición respetable, se logra la mejor seguridad, «la más nítida y pura», que es aquella que otorga la tranquilidad y el estar apartados de la “muchedumbre”.
15. Hay una riqueza acorde con la naturaleza que es de posible consecución. Pero existe otra, la de «las vanas opiniones», que siempre se nos escapará.
Imagen: es.wikipedia.org