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La felicidad no es siempre una obligación

Publicado por Malena

La gente quiere saber cuál es la receta de la felicidad para ser siempre felices.

La felicidad se ha convertido en una obligación y cualquier situación que amenace ese estado de ánimo, puede encender la alarma sobre la existencia de una depresión.

Sin embargo, la tristeza es un estado natural, cuando las circunstancias la imponen, porque negarla adoptando una postura maníaca, puede tener sus riesgos.

El mandato actual es ser feliz a toda costa, elegir programas de televisión “light” para reírse y divertirse y no involucrarse en nada profundo que pueda deprimirnos.

La risa es saludable porque libera endorfinas, que es la hormona de la felicidad y es necesario reir o sonreir siempre, aunque no tengamos ganas, eso es lo que recomiendan los que afirman que adoptar una actitud optimista y positiva frente a las cosas tristes mejora las cosas.

Toda la industria construida sobre la base de la felicidad, a pesar de los avatares de la vida, mediante la administración de antidepresivos, literatura optimista, talleres de la risa, entrenadores en felicidad y los entretenimientos divertidos; no dejan un espacio para la reflexión, donde se pueda elaborar una pérdida, una frustración o un duelo como corresponde.

Tanta felicidad forzada puede llegar a ser tan empalagosa que deja de producir placer y generar rechazo.

Ed Diener, profesor de la Universidad de Illinois y autor de varios estudios sobre bienestar humano y co autor del libro “Repensando la alegría”, relaciona la felicidad con la riqueza y sostiene que tanto la felicidad como el dinero, cuando alcanza un cierto nivel, vuelve a la persona insensible, y puede producir problemas en su rendimiento laboral, su motivación y en su capacidad para participar socialmente.

En el libro “La pérdida de la tristeza”, Allan Horwitz y Jerome Wakefield, también reconocen la tendencia de la psiquiatría moderna, a llamar depresión a cualquier estado anímico triste debido a una determinada circunstancia.

Estos trastornos ocasionales, suelen ser diagnosticados y medicados como si se tratara de trastornos depresivos, cuando sólo se trata de personas que están sufriendo el dolor normal que producen las pérdidas de las relaciones afectivas, de un trabajo o de la salud.

En Estados Unidos, el diez por ciento de la población toma antidepresivos, la mayoría de las veces por problemas de relativa importancia; y en Argentina, la venta de antidepresivos y ansiolíticos ocupa el primer lugar en ventas con respecto a otros medicamentos.

Aunque la OMS (Organización Mundial de la Salud), reconoce la importancia de la depresión en las sociedades modernas, existen estudios que muestran que se sobre diagnostica esta enfermedad, cuando en realidad se trata de personas que atraviesan emociones negativas normales.

Horowitz y Wakefiel afirman que hay situaciones en que estar tristes es una reacción no sólo normal sino también saludable.

Un proceso de duelo lleva su tiempo y no se puede acelerar con medicamentos, porque obligan a la persona a estar bien cuando su estado de ánimo no se lo permite e inhibir la tristeza puede producir a la larga, una depresión más profunda o enfermedades orgánicas.

Algunos pueden creer que las lágrimas son una manifestación de debilidad, sin saber que tienen una función de descarga que es terapéutica y que evitar las lágrimas puede producir estrés, ansiedad, úlcera intestinal o asma.

Freud interpretaba al asma como un llanto reprimido.

Está comprobado que las personas que no exteriorizan sus emociones suelen sufrir de angustia y tensión y tienen mayores probabilidades de sufrir cáncer, estar predispuestas a contraer infecciones y a sufrir alteraciones en su sistema inmunológico.

La vida se caracteriza por sus matices; y sin los altibajos que presenta, no podríamos distinguir los momentos felices.

Fuente: “Repensando la alegría”; Ed. Diener y otros; “La pérdida de la tristeza”; Allan Horowitz y Jerome Wakefield.