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El Argumento Cosmológico

Publicado por Malena

Uno de los argumentos clásicos de la historia de la filosofía y de la existencia de Dios es el cosmológico.

Todo lo que existe tiene una causa y ésta a su vez tiene otra y ésta otra y otra y así sucesivamente. Para no llevar las causas al infinito hay que encontrar una causa que no sea causada por otra, o sea una causa primera de sí misma y de todo lo demás y ésta es Dios.

La pregunta que nos lleva a pensar en las causas de las cosas es: ¿Por qué existe siempre algo y no nada?

El argumento cosmológico tiene su origen en la antigüedad y forma parte de los cinco argumentos para demostrar la existencia de Dios.

Ante la pregunta de por qué existe algo en lugar de nada, los científicos tal vez se remitan a la teoría del big bang para explicar el origen del universo, pero queda el interrogante sobre qué había antes del big bang, porque según nuestra experiencia, de la nada no puede surgir algo.

Dentro de esta pregunta están implícitas otras preguntas primordiales que son: ¿por qué existimos nosotros? ¿Por qué existe el universo?

El argumento cosmológico se basa en la premisa de que todo tiene que tener una causa debido a nuestra experiencia en el mundo, pero no podemos utilizar nuestra experiencia para compararla con algo que se encuentra fuera de ella y del universo.

El universo abarca todo lo que existe y comenzó con el tiempo y dado que la primera causa parece estar fuera del tiempo y del universo y sobre todas las demás cosas, se deduce que Dios debe ser sobrenatural.

Esta explicación, desde el punto de vista filosófico, no aporta gran claridad a este cuestionamiento, sino que por el contrario ahonda el misterio.

Si debemos permanecer en el misterio entonces podemos especular también, que podría ser que el universo no haya tenido nunca un principio y que tampoco tenga un fin, o que haya tenido comienzo y tenga fin, pero que ese fin sea un nuevo comienzo y así sucesivamente en forma infinita y eterna.

Dios también puede ser la inteligencia creadora que existe en el universo, en nosotros y en todas las cosas.

El hombre, desde la antigüedad, atribuye a seres sobrenaturales lo que no puede explicar. En una época se creía que los rayos y truenos eran la manifestación de enojo de los dioses debido a las acciones humanas.

El argumento cosmológico coloca a Dios ante todo como fundamento del principio del universo y del orden natural.

El hombre tal vez llegue a encontrar respuestas científicas para todas las preguntas o bien seguirá imaginando nuevos posibles misterios como solución a los más profundos interrogantes que se ha hecho en el pasado, que se hace ahora en el presente y que se haga en el futuro.

Puede que la evolución humana consista en que el hombre esté preparado para enfrentar la probabilidad de que no existan causas sobrenaturales pero que sí existan causas naturales que no conocemos, tal vez más extraordinarias de lo que nadie nunca pudo concebir.