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Bibliografía de Platón-Apología de Sócrates y Fedro

Publicado por Malena

Dialogos de Platon-Apologia de Sócrates y Fedro

Diálogos sobre la defensa de Sócrates acusado de corrupción y sobre la retórica y la naturaleza del amor.

En Apología de Sócrates, Platón describe con precisión el juicio de Sócrates. Este diálogo representa un recuerdo y un homenaje a su amado maestro, quien es el protagonista del hecho y que asume su propia defensa.

A Sócrates se lo condenó porque se creyó ver en él equivocadamente, una figura representativa de la sofística, ideas disgregadoras que habían arruinado, según sus detractores, la fuerte contextura política y social con que Atenas había vivido tanto años.

Los gobernantes creían que la transformación de creencias y costumbres eran las culpables de la derrota de Atenas y esto pudo ser cierto. Pero Sócrates era el más serio oponente de la sofística antes de Platón.

La gente lo veía conversar con los sofistas y estar en su compañía manteniendo relaciones amistosas con ellos y no podía distinguir las firmes y sutiles diferencias que los separaban.

La acusación que caía sobre Sócrates era la de no creer en los dioses de la ciudad y la intención de agregar otros dioses; corrompiendo de este modo a la juventud, al enseñarles.

Para salvarse, Sócrates tenía que humillarse, y él antes de eso prefirió la muerte.

Platón estuvo en el juicio, tomando nota nota de todo cuanto acontecía, lo cual expone en esta parte de su libro denominada Apología de Sócrates.

Sócrates asume su defensa expresando que era indispensable mantener sus principios y convicciones, incluso más allá de defender su vida, poniendo ésta en segundo plano.

En este punto, es importante destacar la firmeza de Sócrates en sus convicciones. A pesar de enfrentarse a la muerte, nunca vaciló en su creencia de que la verdad y la virtud eran los valores más altos. Su negativa a comprometer estos principios, incluso en el rostro de la muerte, es un testimonio de su carácter y su compromiso con la filosofía.

Fedro es un diálogo en el que participan Sócrates y Fedro.

Platón relata lo acontecido en dicho encuentro. Fedro desea leerle a Sócrates un discurso escrito por el filósofo Lisias sobre la naturaleza del amor.

En dicha disertación, Lisias describe el comportamiento de los amantes cuando aman y cuando no aman, llegando a la conclusión de que hay que complacer a quien no ama más que a quien ama.

Lisias respalda dicha afirmación observando lo que muchas veces se evidencia en una pareja, una forma de amor donde el que ama se convierte en un carcelero, pretende que su amado esté nada más que para su complacencia y no haga otra cosa, porque es celoso egoísta y mezquino, sólo se mira a sí mismo en su amante y cuando éste envejece, huye.

Mientras que el que no ama es permisivo, otorga más libertad al otro dejando que haga su voluntad y solamente lo utiliza por conveniencia.

Sócrates escucha el texto y lo discute con Fedro detalladamente. Luego le dice que esa es una realidad del mundo sensible, que está basada en un amor puramente material, sin ninguna trascendencia.

Posteriormente le aclara que el verdadero amor es tanto corporal como espiritual, por lo tanto no tiene esas características.

El que ama más allá de los límites del cuerpo, derrota a la pero parte de su mente, lo conduce a una vida ordenada y al conocimiento, transcurre la existencia en felicidad y concordia, es dueño de sí mismo, lleno de mesura y deja en libertad a su amado.

Además, Sócrates argumenta que el amor verdadero no es egoísta ni posesivo, sino que busca el bien del amado. Este amor, dice, es un reflejo de la belleza y la bondad divinas, y puede conducir al amante a la virtud y la sabiduría.

También el diálogo se refiere a la actitud de Lisias y a su retórica, la misma de los políticos en las arengas públicas y de los sofistas que tenían una visión del mundo relativista, sin valores absolutos.

La retórica es el arte de conducir las almas por medio de palabras, no sólo en los tribunales y en otras reuniones públicas, sino también en las privadas, tanto en asuntos grandes como pequeños.

La retórica según Sócrates, era un verdadero peligro, porque si esos que se dicen maestros no pueden discernir entre el bien y el mal, su arte puede persuadir a sus discípulos a hacer el mal y no el bien.

El que conoce la verdad, jugando con palabras, puede desorientar a los que lo oyen.

Resumiendo, este diálogo se centra en la naturaleza del amor y del no amor y el arte y no arte de los discursos, a partir del pensamiento escrito del filósofo Lisias que es cuestionado por Sócrates como pura retórica materialista, que no tiene en cuenta las verdades esenciales.

Además, este diálogo también destaca la importancia de la retórica en la sociedad y la política. Sócrates critica la retórica vacía y engañosa de los políticos y los sofistas, y aboga por una retórica basada en la verdad y la virtud. En este sentido, el diálogo es tanto una defensa de la filosofía como una crítica de la retórica vacía y engañosa.