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La Pesada Carga de Ser Rico

Publicado por Malena

la pesada carga de ser rico

En la entrevista realizada por Fabiana Sherer, para La Nación Revista del domingo último, la señora Esmeralda Mitre, actriz de vocación y de belleza singular, que se encuentra transitando el camino del éxito, confiesa cómo el haber nacido en cuna de oro puede vivirse como un obstáculo para el desarrollo de la propia identidad.

Creo que en primer lugar, es necesario aclarar qué es la identidad para permitirme poder discrepar con ese concepto.

Citando en parte a Ericsson, la identidad es el sentimiento de mismidad personal construido a partir de las experiencias vividas y emociones compartidas en una cultura en un momento histórico, incluye la aceptación del esquema corporal, el temperamento y el carácter, los valores adquiridos y todo lo que se es y se tiene; las pertenencias, el patrimonio, el lugar de residencia, el lugar de nacimiento, los progenitores, los hermanos y demás familiares, la posición social, la ropa que se usa y el auto que se conduce.

La identidad es todo eso y mucho más, y uno puede vivir confundido cuando no acepta sus orígenes, sean éstos privilegiados o no.

Para la señora Esmeralda Mitre, la carga de sus ancestros es tan grande que afirma habérsele hecho difícil torcer el destino que parecía surgir tácito en función de las posibilidades que le ofrecía su posición de privilegio.

Es hija del Dr. Bartolomé Mitre, director del diario La Nación y de la señora Blanca Isabel Alverez de Toledo, artista plástica. Es también la persona que se atrevió a desafiar las posibles expectativas de su familia y seguir su vocación.

No sólo tiene una posición social de privilegio sino que también cuenta con antepasados ilustres, como el presidente Bartolomé Mitre, además de formar parte de una familia con mucha historia en el país.

Es cierto que cuando todo lo que está atrás es de tanta envergadura, se puede pensar que los descendientes pueden alienar su identidad y terminar siendo prolongaciones de sus antecesores sin identidad propia.

Sin embargo, creo que se puede lograr ser persona única en cualquier circunstancia sin correr el riesgo de ser borrada por el alto perfil de la familia y de los antepasados si no se pretende competir con aptitudes que tienen otros, que no son las propias.

Una antigua película de muchos años atrás desarrolla este mismo tema: la historia de una mujer perteneciente a una acaudalada familia, que intenta vanamente tener vida propia huyendo de sus parientes. Pero un día, su madre, cansada de verla sufrir, volviéndola a la realidad de su condición le recuerda que es inútil seguir huyendo de si misma porque aunque ella muriera, aún en el fin del mundo siempre la estaría esperando un cheque a su favor, en algún banco, porque aunque se empeñara en ignorarlo, siempre sería rica.

La clase social a la que uno pertenece es una condición que puede favorecer o impedir el desarrollo individual genuino, pero seguramente lo entorpece si uno pretende ser otro.

Si se tiene fortuna, tal vez en algunos ámbitos, sino en todos, el ascenso puede ser más rápido, porque se cuenta con las relaciones que se necesitan en una sociedad competitiva como la nuestra, donde no siempre se destacan los mejores sino los que conocen a la persona correcta.

Como ocurre en USA donde los expertos en desarrollo laboral están convencidos que conociendo a las seis personas necesarias se puede llegar a tener éxito en cualquier emprendimiento, aunque luego haya que tener las agallas para mantenerlo.

Si la señora Esmeralda Mitre hubiera nacido en el seno de otra clase social menos favorecida, es probable que hubiera tenido que elegir tener un empleo para vivir o empezar desde abajo en el mundo del espectáculo, que para una mujer suele ser una tarea muy dura no siempre honesta.

El talento no se compra, se tiene, es innato; y si además se cuenta con las oportunidades a favor no significa que el éxito que se logre sea menos merecido.

Todos, sin excepción tenemos que elevarnos desde nuestras condiciones y limitaciones para poder ser nosotros mismos pero no todos los que tienen talento necesariamente tienen éxito.

Pueden llegar a tener éxito quienes además de tener una férrea vocación, se juegan y son capaces de cualquier cosa para lograrlo, o aquellos que fueron bendecidos con una posición social de privilegio que les brinda la oportunidad única de tener los contactos que necesitan para permitirles mostrar su talento y acceder al éxito.

Es inútil pretender ser pobre o renegar de los orígenes para tener identidad propia, porque puede ser más fácil llegar a ser quien uno es, siendo rico.

Puede que les quede la duda de saber si su talento es verdadero, y no falso, logrado gracias a relaciones influyentes, pero de lo que no hay ninguna duda es que no hay oro ni influencia en el mundo, que mantenga en la cima a un necio.