El pensamiento creativo
Edward de Bono (1933), psicólogo maltés egresado de la Universidad de Oxford, instructor y entrenador en pensamiento, se especializó en pensamiento creativo.
Publicó 25 libros relacionados con el difícil arte del pensar racional, siendo su aporte más significativo el concepto que propone que pensar es una técnica que se puede aprender y perfeccionarse, utilizando la racionalidad como herramienta para alcanzar el éxito en el ámbito de las discusiones.
En su libro “Seis sombreros para pensar”, escrito en forma clara y sencilla propone una mejor manera de resolver los conflictos a la hora de tomar decisiones en grupo, sin tener que ofenderse mutuamente, discutir acaloradamente, alterarse para imponer una postura, justificarse, ni pedir disculpas, y poder aportar ideas creativas sin gastar energías con argumentos que predispongan a la confrontación.
Su original técnica de pensamiento es el método de los seis sombreros, muy fácil de implementar.
Habitualmente, en reuniones de grupo, aunque sus miembros sean personas inteligentes y educadas, cada uno de ellos pretende imponer sus ideas y poner objeciones a las sugerencias de los demás.
En este libro, el autor intenta modificar esos patrones de comportamiento, ampliando la perspectiva de los participantes y facilitando la toma de decisiones.
Desarrolla dos conceptos fundamentales para tratar de razonar en grupo eficazmente, el pensamiento paralelo y el pensamiento creativo; o sea cómo manejarse con los pensamientos paralelos y cómo cambiar el pensamiento reactivo por el pensamiento creativo.
Introduce el concepto de pensamiento paralelo, que consiste en aprovechar dos posturas opuestas para poder avanzar en las discusiones sin detenerse en el debate que se genera cuando cada uno intenta demostrar que el otro está equivocado.
El pensamiento creativo es el que encuentra ideas y conceptos nuevos, puntos de vista diversos y otras alternativas para solucionar problemas, realizar cambios, abandonar antiguas creencias y estructuras y ampliar la percepción para poder tomar conciencia de las causas que los provocan.
El énfasis está puesto en pensar racionalmente y en la intención de unir esfuerzos, centrarse en los objetivos, y rescatar la creatividad por sobre todas las cosas.
Cada sombrero simboliza una manera diferente de pensar y tienen un color distinto.
El método requiere que cada miembro del grupo elija el color de sombrero que desea usar según la idea que simboliza.
En el momento que decida puede cambiarlo por otro sombrero, si se le ocurre una idea diferente.
El sombrero legitima los sentimientos e intuiciones de los participantes, que tienen derecho de esgrimir cualquier argumentos con el que se identifica.
Esta dinámica de grupo resulta más exitosa si todos los presentes tienen la oportunidad de utilizar todos los sombreros, porque significa que han ampliado su perspectiva.
También es posible que dos o más participantes hagan uso de los mismos colores de sombreros al mismo tiempo.
El sombrero blanco significa la visión objetiva de la información.
El rojo legaliza las emociones y las intuiciones que no se tienen que justificar.
El negro simboliza la crítica, el juicio, la prudencia y la posibilidad de los obstáculos.
El amarillo, la lógica positiva centrada en los beneficios
El verde, los nuevos conceptos, las ideas, la creatividad
El azul, el control centrado en la productividad de la gestión del proceso.
Fuente: “Seis sombreros para pensar” , de Edward de Bono, Ed. Granica, 1985