Filosofía

La Noética

Publicado por Malena

Desde el punto de vista filosófico, la noética se refiere al pensamiento objetivo e inteligible, capaz de aprehender el objeto tal cual es. Es la ciencia que estudia el poder y la naturaleza del pensamiento a través de la conciencia, la intuición, el sentimiento, la razón y los sentidos; y que explora el alma y el espíritu, en relación con la realidad material. Es la nueva ciencia del pensamiento que intenta comprobar la influencia de la mente sobre el mundo físico y que aspira a ser la ciencia que conjugue todo tipo de conocimiento humano y una el intelecto con el espíritu.

Para los griegos la noética representaba el conocimiento intuitivo; para Platón “noesis” era el conocimiento más elevado, o sea la capacidad del alma de captar las ideas del mundo inteligible y para Aristóteles la noética era su doctrina de la inteligencia.

Para los estudiosos de la noética la conciencia es el poder que tiene la mente para modificar la materia.

Dan Brown, autor del libro “El símbolo perdido”, se refiere a la noética como la comprensión más profunda del pensamiento humano que tenían los antiguos sabios, que no contaban con los avances científicos y tecnológicos actuales.

Siguiendo el concepto de Dan Brown, en este libro de ficción, en el que hace una nueva interpretación de documentos antiguos de distintas culturas, sostiene que los libros sagrados son una fuente de conocimiento codificados que continuamente mencionan el poder interior del hombre y su capacidad para dominarlo, por medio de la fe y el estado profundo de concentración.

El cerebro puede desarrollar poderes superiores a los humanos y generar energía capaz de transformar el mundo físico y si los pensamientos producen una reacción en las partículas, también pueden cambiar el mundo.

Si Dios nos creó a su imagen y semejanza también nos legó su poder creador. Sólo le falta al hombre tener conciencia de esta verdad para poder realizar ese potencial.

La ciencia, que ha considerado hasta ahora a los hechos espirituales pura superstición sin fundamento, tendrá que reconocer que su frontera es precisamente la fe y la creencia.

Sin embargo, aunque potencialmente tengamos el poder de transformar la materia y de materializar todo lo que deseamos, aún no sabemos cómo ponerlo en funcionamiento, porque se necesita tiempo y esfuerzo para aprenderlo.

Para hacer realidad una intención de la conciencia es necesario un gran poder de concentración que deje de lado todo lo demás, una visualización con todos los sentidos y una fe profunda.

Hay personas que lo podrán lograr con más facilidad que otras y también se facilita este proceso si se realiza en grupo, ya que las mentes que trabajan juntas multiplican su efecto, como ocurre con la oración y la meditación; porque el poder de Dios no es sólo uno sino que es el poder de todos nosotros que hemos sido creados por Él.

La ciencia noética ha sido relacionada a los fenómenos paranormales, las teorías extraterrestres, las experiencias de vida después de la muerte y con todo acontecimiento esotérico vinculado con el espíritu, por personas con una visión del mundo cientificista y cerrada, que consideran que el conocimiento científico es la única forma de conocimiento posible y que más allá de la razón y de la experiencia física no hay más nada.

La neurociencia dice que la realidad que conocemos es una de las actividades del cerebro, también están los sueños y no sabemos qué otras actividades tendrá, ya que sólo usamos el diez por ciento del cerebro para funcionar.

Aceptemos que sabemos apenas muy poco de la realidad y que nuestros métodos han sido hasta ahora insuficientes para la solución de los problemas que nos aquejan; y reconozcamos que puede haber otra forma de conocimiento más eficaz que conduzca a una mayor comprensión del mundo y a la paz de la humanidad.

Esa postura de apertura es lo que necesitamos para poder avanzar, porque lo contrario es el estancamiento y el suicidio.

Sólo descubre la verdad el que se atreve a trascender los límites, e imagina otra cosa más allá de ellos aunque le parezca increíble.

Fuente: “El símbolo perdido”; Dan Brown.