Experiencias sobre reencarnación
Los antiguos sabios del Hinduismo sostienen la creencia de que la conciencia tiene la capacidad de crear una nueva vida, o sea de reencarnarse en otro cuerpo.
Para la gente común que profesa esta religión, morir es volver a nacer como otra persona, con ciertas tendencias kármicas o condicionamientos de las experiencias del pasado en el alma.
En algunas tribus indígenas de América, algunos niños nacen con el mismo recuerdo de haber tenido la misma madre en otra vida; y en Japón también existen niños que recuerdan haber vivido experiencias idénticas durante la segunda guerra mundial, como si el alma de un soldado fallecido se hubiera fragmentado y se hubiera reencarnado en varias personas separadas.
Lo cierto es que parece ser que las memorias se mezclan y es por eso que personajes destacados de la historia por su trascendencia, pueden afectar a todas las personas de una sociedad.
Este concepto se asemeja bastante al inconsciente colectivo de Jung, los arquetipos que sobreviven en la psique de los seres humanos a través de los tiempos.
La reencarnación, para algunas religiones, significa la oportunidad de lograr la redención después de esta vida, repitiendo los acontecimientos que llevaron a la persona al fracaso o al pecado, en esa vida anterior, para corregir los errores.
El universo está gobernado por la vida porque no existe la muerte, sólo la transformación; se está reciclando a sí mismo continuamente y nosotros también.
Para los orientales resulta estimulante la idea de poder regresar a este mundo con un nuevo cuerpo y con el alma más evolucionada poder satisfacer los deseos que quedaron sin cumplir y encontrarnos con personas queridas.
Quizás la reencarnación sea una cuestión personal de elección, tal como lo afirman los antiguos sabios del Hinduismo, y sólo volverían los que desean reencarnar.
Existen múltiples experiencias de personas que recuerdan haber vivido otras vidas con mucha nitidez, por lo general niños entre ocho y diez años que pueden recordar nombres y fechas y la forma en que murieron. Esos datos fueron corroborados por los sobrevivientes.
En la India esas experiencias son muy frecuentes en niños de corta edad, sin haber sido estimulados ni entrenados ni saber nada de religión ni de reencarnación.
El psiquiatra Ian Stevenson, de la Universidad de Virginia investigó más de 220 casos de niños que recuerdan con claridad sus vidas pasadas.
Comprobó que existen niños que conservan características físicas de daños sufridos en una vida a otra. Catorce de los niños estudiados por ejemplo, mostraron cicatrices en el mismo lugar del cuerpo donde habían recibido una bala antes de morir.
Estos niños, desde los dos años creían tener otro padre y otra madre y recuerdaban experiencias de cuando eran grandes, inclusive haber muerto en un accidente o de cualquier otra forma.
Es imposible pensar que esos niños tan pequeños pueden estar mintiendo o fabulando, porque hablan con total franqueza y están plenamente convencidos de que lo que dicen es cierto.
Los 220 niños estudiados por Stevenson, afirmaron que después de morir no fueron directamente al cielo sino que tuvieron que esperar en otro lugar; y una vez que llegaron al cielo, tuvieron que elegir sobre su próxima vida, escoger a una familia y nuevos desafíos. Reconocieron también que el cielo no era nada fácil porque tuvieron que trabajar en su decisión.
Curiosamente las experiencias de estos niños en el más allá coinciden con las de las personas que han vuelto de la muerte y las de las que experimentan salirse del cuerpo.
F. Holmes Atwater, del Instituto Monroe, investiga este campo y considera que la memoria se activa con las emociones fuertes y que éstas tienen tanto poder que son capaces de pasar la frontera más allá de la vida.
Recordar las vidas pasadas con exactitud sería demasiado para nuestra psique, la prueba es cuando nos ocurre en esta vida algo muy traumático que no podemos elaborar, lo borramos de la memoria y sólo podemos recordar el momento anterior.
La reencarnación crea el mismo vacío en la memoria excepto en algunas personas especiales como los niños mencionados, que pueden recordar experiencias de su vida anterior.
De una vida a otra nuestra identidad es diferente pero al mismo tiempo es la misma, porque el ADN humano crea nuevas personas distintas que conservan el karma de la anterior.
La reencarnación es la forma de renovarse que tiene la conciencia, que según esta creencia no es nunca creada ni destruida.
Fuente: “Jamás Moriremos”; Deepak Chopra.