El Sentido Religioso
Luigi Giussani nació en Italia en 1922, cursó estudios en el seminario de Milán y estudió Teología en la Facultad de Venegogo donde posteriormente fue profesor.
Después de los años cincuenta inicia un movimiento eclesial denominado «Comunión y Liberación» que hoy continúa vivo en varios países del mundo y ha sido reconocido por la Santa Sede como asociación universal de fieles de derecho pontificio.
Su centro de interés ha sido particularmente la Teología Protestante Americana y la investigación sobre las motivaciones racionales de la adhesión a la fe y a la Iglesia.
En su libro El Sentido Religioso presenta una serie de reflexiones sobre su necesidad de comunicar el hecho racional que constituye la religiosidad, a través de su propia experiencia.
Para Monseñor Giussani la fe no debe basarse únicamente en el sentimentalismo porque en una sociedad moderna, la adhesión puramente formal de los principios del catolicismo y su práctica meramente exterior ya no resulta suficiente para el hombre, dejaría de tener influencia en la realidad y se subordinaría al pensamiento dominante de la época.
Por esta razón, desde sus primeras prácticas como docente trató de afirmar el carácter plenamente razonable del cristianismo.
La razón, para Monseñor Giussani, no se refiere únicamente a una serie de categorías para clasificar a la realidad, sino que es una ventana abierta a la realidad y es lo que define al hombre.
El autor propone en este libro, su criterio sobre la esencia de la verdadera racionalidad, considerando que el sentido religioso se encuentra en la raíz de cada conciencia humana.
El Cristianismo para él es una respuesta racional a los más profundos deseos del hombre, en su afán de descubrir todos los misterios.
Por el solo hecho de existir, todo hombre tiene la plena convicción, a veces inconsciente, que todo en la realidad tiene un significado por el que vale la pena vivir.
El hecho de reconocer la existencia de un propósito se manifiesta como una exigencia de la razón.
Todo acto de la razón que sigue los pasos de la lógica, llega a un punto de apertura en cada experiencia que sólo puede ser juzgado por la razón a la luz de la trascendencia.
La razón reconoce que existe este nivel último de la realidad que permanece en el misterio y este misterio se manifiesta como un factor de la experiencia humana, pero no se conoce.
La razón desea la revelación de este misterio pero no puede hacer nada para que ocurra.
La Iglesia es una creación humana que tiene la intención de contener lo divino. Nuestra época se caracteriza por ser ideológica, es decir, que en lugar de tomar los datos que nos proporciona la realidad y construir sobre ellos, se intenta manipularla tratando de ajustarla a un esquema puramente inteligente.
De esta manera, el triunfo de las ideas se convierte en la ruina de la civilización.
Para toda investigación científica lo esencial es el objeto, o sea que lo más importante es el realismo y no una estructura mental previa a la observación minuciosa de ese objeto.
También para la experiencia religiosa es importante saber de qué se trata la cosa exactamente, que más que una cosa es un hecho presente desde siempre en la humanidad, ya que en fecto, no hay actividad humana más extendida que el sentido religioso.
Monseñor Giussani propone que el método para conocer el fenómeno religioso tiene que provenir del hombre mismo, y hay que investigarlo como cualquier otro objeto de estudio.
Este fenómeno se refiere a la persona, sucede en su conciencia, de modo que exige una indagación existencial; y una vez hecha esta indagación resultará eficaz confrontar los resultados con lo que dicen al respecto, filósofos y pensadores.
La característica de la experiencia es entender una cosa, descubrir su significado, el sentido de tal cosa.
Con la experiencia religiosa es indispensable preguntarse el criterio que adoptaremos para juzgar el resultado de nuestra reflexión. Este criterio puede ser copiado de otros o bien puede provenir de nosotros mismos, pero aunque fuera influenciado por los demás, en última instancia siempre va a ser el que hemos elegido nosotros mismos.
No obstante, nuestro propio criterio no puede ser nuestro, porque antes de existir no éramos nada, por lo tanto también el criterio nuestro nos ha sido dado por la naturaleza, o sea, algo inmanente al hombre.
Por lo tanto la idea religiosa es trascendente.