Filosofía
Inicio Los Valores El Sentido de la Moral

El Sentido de la Moral

Publicado por Malena

La función de la moral no es reprimir, condenar o castigar, porque la moral pertenece al ámbito de la libertad personal, que está más allá del castigo, de la condena o de la represión.

No cometer actos inmorales por temor a ser castigado no es moral, ni honesto, ni virtuoso, es especular, es solamente ser precavido para evitar ser atrapado.

¿Existe la moral o sólo existe el miedo a ser descubierto? ¿La gente se distingue por su moral o sólo se distingue por ser más hábil para ocultar su intento de perseguir sus deseos egoístas?

Como decía Platón, la moral es una virtud, una imposición interna independiente de la mirada del otro; es lo que nos exigimos a nosotros mismos por deber y no por interés; es el conjunto de reglas a las que decidimos someternos de acuerdo a la concepción que tenemos del bien y del mal.

La verdadera diferencia entre un hombre moral y otro inmoral es que el primero actúa según su código ético y no para evitar ser castigado; mientras el inmoral es capaz de actuar en forma inapropiada cuando no lo ven.

El hombre moral elige según su propia mirada sin necesidad de recompensa alguna, ni por temor al castigo, porque sabe qué es lo que debe hacer y nadie puede elegir por él.

El que obra según su moral está completamente solo y esa es su mayor grandeza; hacer el bien sin ningún beneficio y sin necesitar que nadie se entere y evitar hacer el mal.

Uno puede esperar ser feliz, ser rico, estar saludable, pero la virtud se elige, porque la medida de nuestro valor como personas, es lo que hemos elegido ser.

La persona moral no piensa sólo en sí misma sino que también considera los derechos de los demás y tiene su propia ley para saber qué es lo que debe hacer.

La moral sólo vale para uno mismo y no para otro; porque el otro se debe ocupar de sí mismo y nadie le puede decir lo que debe hacer.

Para los demás está la misericordia y el derecho, porque cada uno sabe perfectamente cuáles son sus propias intenciones, sus excusas o sus méritos y nadie puede juzgarlos.

La conciencia es el juez más implacable porque lo único que realmente importa es estar en paz con uno mismo.

No hay una moral para cada individuo porque la moral no es absoluta pero es universal, para todo ser humano.

En la práctica quizás pueda haber diferencias en función a la cultura y a la educación, porque solo hay reglas básicas que son comunes a todos, simplemente porque no podemos hacerle a los otros lo que no queremos que ellos nos hagan a nosotros.

Es necesario condenarse a uno mismo todo lo que condenaríamos a los demás, tal como lo formula Kant como imperativo categórico, o sea que hay que obrar según la máxima que permite que se pueda querer al mismo tiempo que se convierta en una ley universal, en vez de hacerlo de acuerdo a intereses particulares.

Rousseau, por su parte, afirma que hay que portarse con los demás como queremos que se porten con nosotros; y eventualmente buscar el propio bien produciendo el menor daño posible a los demás.

La moral puede ser definida como el sentimiento de dignidad humana.

Fuente: “Invitación a la filosofía”, André Comte-Sponville.