Quién es Dios
Dios es amor y si creemos que es un censor que nos juzga, que nos castiga, que es vengativo y caprichoso; y que sólo nos ama cuando lo obedecemos, significa que estamos en el nivel de conciencia más primitivo, en el que todavía necesitamos a un padre que nos proteja o que nos castigue según nuestras acciones.
La vida nos enseña que nuestras acciones tarde o temprano tendrán una consecuencia, independientemente de la existencia o no de Dios; que las agresiones crean represalias y que toda conducta que dañe a otro puede producir una venganza.
Somos seres libres y Dios no participa en nuestras vidas a menos que se lo pidamos.
Cuando el hombre descubre el poder, también descubre su ego y ese es el nivel dos de conciencia. El hombre necesita que Dios sea omnipotente, racional, justo y soberano y que lo recompense.
El nivel tres de conciencia es cuando el hombre se da cuenta que puede satisfacer sus necesidades sin ningún Dios y que su paz interior sustituye la constante actividad de su mente; Dios para él es tranquilidad y tolerancia; y esta es la base de la contemplación y de la meditación en todas las tradiciones, porque a Dios se lo puede encontrar permaneciendo centrado en mí mismo.
El nivel cuatro de conciencia lo alcanzamos cuando adquirimos sabiduría y el poder de la segunda atención y podemos ver más allá de las cosas, a un nivel más profundo, necesitamos que Dios sea redentor, tolerante, no crítico y misericordioso.
El hombre en ese momento entiende que el mundo es ordenado, que hay una sabiduría superior que guía los acontecimientos, que no existe el caos y que no sucede nada sin ninguna razón. La persona percibe demasiados ejemplos en la vida diaria de que hay alguien más que está haciendo algo.
Los acontecimientos son portadores de lecciones y nos envían mensajes o señales y la sabiduría acepta la certidumbre y la incertidumbre, porque la vida es espontánea y aunque existe un plan, los acontecimientos pueden sorprendernos con una lógica inexorable.
La sabiduría llega cuando no pensamos más, todo se vuelve simple y los altibajos de la experiencia forman una unidad.
Ya no se necesita el apoyo para sentirse seguros, porque el apoyo está en el interior de nosotros mismos.
Estamos en el nivel cinco de conciencia cuando la intuición se torna enormemente poderosa y comienza a influir en el ambiente, controla los acontecimientos y hace que los sueños se vuelvan realidad.
Los hechos son guiados por nuestras propias intenciones, y somos co creadores , con el potencial creativo ilimitado de Dios, que controla el espacio y el tiempo, que es abundante, abierto, generoso y que desea ser conocido.
Para acceder a este nivel es necesario creer que somos el centro del proceso creativo, que somos responsables de todos los resultados, que todos los pensamientos tienen sus consecuencias y que tenemos que identificarnos con un yo más amplio que el del cuerpo físico.
En el nivel de conciencia seis los milagros son posibles, podemos transformar la existencia material aceptando la invitación de Dios.
En este nivel Dios es transformador, místico, iluminado, cura y hace milagros y todas nuestras imágenes mentales se proyectan en el mundo exterior; nos encontramos en el campo de fuerza de un santo y somos libres.
Más allá de toda percepción encontramos lo sagrado, que es el nivel de conciencia siete, lo inmóvil, la nada, el vacío, el infinito, Dios.
Es el potencial de toda experiencia de donde nace el universo.
En este estado de desapego el tiempo para nosotros no existe, desaparecen los deseos, el silencio es absoluto, nos parece estar en todas partes y en ninguna.
Dios es el origen. Si nos liberamos del karma, volveremos al origen que deriva del interés en uno mismo, donde el mal no existe.
Este es un manual para santos, que es a lo que tenemos que aspirar todos.
Fuente:”Conocer a Dios», Deepak Chopra, Plaza y Janes, 2000