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Descartes-La Filosofía y Dios

Publicado por Malena

Descartes-La Filosofía y Dios

Descartes propone que el hombre está dotado naturalmente de ideas innatas que constituyen el fundamento de las ideas adquiridas.

La idea de sustancia proviene de la idea que el hombre tiene de si mismo, el hombre es sustancia pensante y las cosas sustancias extensas; o sea que ambas son sustancias.

La idea de duración y de número proviene de los recuerdos, soy ahora y he sido antes.

Descartes cae en el solipsismo cuando no encuentra nada que se origine fuera de su actividad pensante.

Sin embargo, en las postrimerías de su duda, aparece una idea, la idea de Dios, sustancia infinita, omnipotente, única, creadora del hombre y de todas las cosas que existen, si es que existen.

Deseando liberarse de sus dudas y reconociendo que al dudar era imperfecto, Descartes advierte que es más perfecto conocer que dudar e investigó cómo había podido pensar en algo más perfecto que él, dándose cuenta que debía ser gracias a una naturaleza mucho más perfecta.

De modo que el principio del yo pienso luego existo lleva a la posibilidad que el mundo exterior no sea más que una representación de la conciencia, por lo tanto, para salir de la subjetividad Descartes tiene que hallar algo que le permita tener garantías de la existencia del mundo que lo rodea, y este Algo es Dios.

Para darle existencia al mundo Descartes tiene que demostrar la existencia de Dios.

La idea de infinitud está antes que la de finitud que conocemos, ya que somos seres finitos. Entiende Descartes que hay más realidad en la sustancia infinita que la finita, o sea que la idea de Dios es anterior a la de idea de uno mismo, por lo tanto no pudo tener origen en la mente.

Dado que el hombre tiene en si esa idea(que es efecto de una causa), nos revela que sólo puede tener origen en el propio Dios(la causa de la idea) que me ha dejado su huella, como la marca que pone el artífice en su obra.

Por ser Dios quien me haya creado puedo ser yo haber sido creado a su imagen y semejanza, la cual puedo percibir con la misma facultad con la que me percibo a mi mismo.

Uno puede llegar a fingir que Dios no existe pero lo que no podemos hacer es fingir que la idea de Dios no sea real, sino que por el contrario, por ser lo único perfecto, la idea de ese ser infinito es la más real de todas las ideas que poseo.

Por lógica, una idea perfecta sólo puede proceder de alguien perfecto. En consecuencia, Dios existe.

La idea de Dios no la hemos percibido de la realidad, ni de ninguna otra fuente de conocimiento, es una idea de infinitud y de perfección que proviene de la mente, siendo nosotros finitos e imperfectos.

Mi pensamiento necesita de una realidad para construir una idea o representación de la cosa. Por fuerza, la idea de una sustancia infinita y perfecta, que es el efecto de una causa, tiene que provenir de un ser real que debe poseer tanta realidad como ella, o sea, la causa que la genera, es decir, Dios.

Dios es el que posee todas las perfecciones que no puedo comprender y que apenas puedo vislumbrar con el pensamiento.

El valor de este planteamiento filosófico no está en haber encontrado finalmente una solución con respecto al más grande de los problemas, que es la existencia de Dios, sino por el contrario, que constituya una nueva fuente de cuestionamientos y consideraciones que intenten esclarecer aún más la búsqueda de la verdad.