El Pensamiento y el miedo
Jiddu Krishnamurti (1895-1986), líder espiritual indio fue instruido por Annie Besant quien lo consideró un maestro llamado a iluminar al mundo. Desde 1920 vivió en Estados Unidos y en Europa, renunció al formalismo teosófico y continuó dando conferencias populares. Su meta era la liberación de las personas a través de la ampliación de la conciencia.
Sus seguidores grabaron sus conferencias y entrevistas, las que fueron publicadas oportunamente hace algunos años. En una de esas charlas, plantea la cuestión de si el hombre podrá resolver todos los problemas del mundo con el pensamiento, y advierte que las enormes dificultades por las que atraviesa exigen buscar las causas más profundas.
A lo largo de la historia, el pensamiento del hombre ha demostrado ser muy limitado para producir orden y cambios sustanciales en la sociedad, por el contrario ha sido responsable de las condiciones en que se encuentra actualmente el mundo. Sin embargo, reconoce que el pensamiento organizado, objetivo y coherente, es necesario para vencer la pobreza y terminar con la contaminación ambiental.
El pensamiento funciona en el espacio y el tiempo, es limitado y está condicionado por el pasado, porque es la respuesta de la memoria. Con cada desafío el pensamiento vuelve al pasado y así continúan las guerras, la discriminación racial, la división religiosa, económica, social, etc., porque es el pensamiento la causa de esa fragmentación.
Aunque el pensamiento proyecta lo que debería ser el futuro, en función del conocimiento del pasado, esa proyección nunca se materializa. De manera que el pensamiento siempre ha dividido al hombre, le ha impedido cualquier relación verdadera y la experiencia vivida lo mantiene aprisionado dentro de ese limitado campo de conocimiento.
Los grandes sabios siempre se han preguntado si el hombre puede ir más allá del tiempo y liberarse de la prisión de lo conocido, porque si no puede hacerlo nunca será libre. Krishnamurti invita a descubrir si la mente del hombre puede funcionar más allá del tiempo y del espacio y seguir siendo de este mundo.
Para lograrlo, propone liberarse de toda distorsión, como por ejemplo decir una cosa, pensar otra y hacer otra diferente, y darse cuenta de qué es lo que produce esta distorsión, para erradicarla del si mismo para siempre. Las distorsiones las crean las ilusiones y la hipocresía que son producto del pensamiento, porque cultiva el temor y el placer y quiere obtener, ganar y repetir satisfacciones.
Además, Krishnamurti enfatiza la importancia de la auto-observación en la liberación del miedo. Según él, la observación sin juicio es la clave para entender y liberarse de las cadenas del miedo. Este proceso de auto-observación permite a la mente ver sus propios patrones de pensamiento y comportamiento, y al hacerlo, puede comenzar a liberarse de las restricciones autoimpuestas.
El pensamiento, en su esencia, es una herramienta de supervivencia y, como tal, está diseñado para anticipar y evitar posibles peligros. Sin embargo, cuando se utiliza de manera inapropiada, puede convertirse en una fuente de miedo y ansiedad. Por lo tanto, es esencial aprender a utilizar el pensamiento de manera efectiva y constructiva, en lugar de permitir que nos controle y nos limite.
Solamente el pensamiento no es un factor de distorsión cuando funciona racionalmente. ¿Puede la mente liberarse del temor completamente, inclusive a nivel inconsciente?
Cuando sufrimos un dolor físico hay que vivirlo en ese momento y luego, cuando desaparece terminar con él para siempre, no llevarlo con uno y temer toda la vida algo igual; hay que dejarlo atrás, porque todo lo que venga después será absolutamente nuevo, otra cosa diferente, jamás igual.
El miedo psicológico es más complejo, porque el hombre desea tener seguridad y teme a la incertidumbre y a la frustración. Eso ocurre cuando estamos atados a algo y dependemos de ello, porque el temor lo produce el apego.
¿Se puede ser independiente psicológicamente? Sólo cuando uno termina con las ilusiones, con la hipocresía y con el engaño, el miedo desaparece completamente. Se puede gozar de las bellezas del mundo, pero no someterse a las exigencias del pensamiento que siempre quiere más de lo mismo.
El pensamiento recuerda el goce pasado y desea repetirlo, se niega a liberarse de lo conocido y no puede abrirse a lo nuevo que puede ocurrir mañana. Una mente abierta a lo nuevo, que está siempre aprendiendo, no tiene miedo y entonces sí tal vez pueda trascender y penetrar más allá del tiempo y del espacio.
Fuente: J. Krishnamurti, “La Persecución del Placer” “El despertar de la inteligencia”; Saanen, 27 de julio de 1971. (de la colección de entrevistas y conferencias grabadas por sus seguidores.) Ed. Sirio, 2000