El Pensamiento Chino
La edad de oro del pensamiento filosófico chino se extiende desde el siglo 500 al 221 antes de Cristo; y a partir de allí el budismo ocupa un importante lugar en esa cultura.
Los chinos, por un lado, tienen una conciencia social muy desarrollada y por otro tienen una creencia mística que considera como ideal de sabiduría la unión mística con el universo, pero sin dejar de interesarse por los asuntos mundanos.
Estos dos aspectos de la filosofía china dieron lugar a dos escuelas filosóficas: el Confucianismo y el Taoísmo.
El Confucianismo está centrado en la organización social, el sentido común y el conocimiento práctico ya que la compleja estructura del sistema educativo chino y las normas sociales, con el culto a los antepasados, constituyen la base ética para la familia tradicional.
El Taoísmo en cambio, está interesado principalmente en la naturaleza y en el descubrimiento del Tao o camino.
Para el Taoísmo, el hombre logra la felicidad cuando sigue el orden natural, obra en forma espontánea y confía en su intención.
Estas dos formas de pensamiento, aunque se oponen, son consideradas por los chinos como los dos polos de la naturaleza humana, que se complementan y forman una unidad.
En los siglos XI y XII surgió la escuela Neo Confucianista que intentó hacer una síntesis, incorporando conceptos del Confucianismo, del Budismo y del Taoísmo y que culminó en la filosofía de Chu Hsi, que fue uno de los más grandes pensadores chinos.
Confucio fue un prestigioso maestro cuya función fue transmitir la herencia cultural china introduciéndole sus propios conceptos morales.
Las ideas de Confucio se encuentran en una colección de aforismos que recopilaron sus discípulos, denominada Analectas.
El creador del Taoísmo fue Lao Tse, contemporáneo de Confucio pero mayor que él.
Se considera que Lao Tse fue el autor del pequeño libro de aforismos conocido con el nombre Tao Te Ching, que representa el principal texto taoísta.
Los chinos no tenían una mentalidad orientada al pensamiento abstracto y sus obras literarias están escritas en un estilo complejo, sugestivo y emocional, con la intención de influenciar al oyente más que la de expresar una idea intelectual.
Como los hindúes, creían en la existencia de una realidad última como base y unidad de todos los acontecimientos y las cosas.
A esta realidad la llamaron Tao que significa el camino o proceso del universo del orden de la naturaleza.
El Confucianismo interpretaba al Tao como la forma moralmente correcta de vivir.
El Tao es indefinible y su equivalente es el Brahman hinduista o el Dharmakaya budista.
Esta cultura creía en el flujo y el cambio como rasgo esencial de la naturaleza y en los patrones constantes de esos cambios que debían ser observados por el hombre.
El sabio es el que reconoce esos patrones y obra de acuerdo a ellos, triunfando en todo lo que emprende.
El movimiento del Tao es el retorno y tanto los sucesos como todo el mundo físico muestran patrones cíclicos de expansión y contracción, de ida y vuelta, o sea que cada vez que una situación llega a un extremo su destino es darse vuelta y convertirse en su opuesta.
Esta forma de pensar les ha brindado a los chinos valor y perseverancia en los momentos difíciles y los ha hecho cuidadosos y modestos en los momentos de éxito.
Esta es la doctrina del medio de oro en la que creen los taoístas y los confucianistas; evitar los excesos, la extravagancia y el desenfreno.
Fuente: “El Tao de la Física”, Fritjof Capra.