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Rousseau y El Contrato Social

Publicado por Malena

Rousseau y El Contrato Social

En esta obra, Rousseau expone su teoría política y sus ideas sobre el contrato social y la voluntad general, para lograr una forma de gobierno más justo, que respete los intereses comunes, considerando que el hombre tiene que imitar a la naturaleza y vivir una vida más sencilla sin las complejidades y las complicaciones de la vida moderna, que lo llevan a perder la paz y la armonía.

Los conceptos básicos desarrollan el tránsito de la vida primitiva del hombre a la sociedad, por medio del pacto social, la entrega voluntaria de cada miembro a la comunidad, la validez del pacto, las ideas de Estado, soberanía y ser ciudadano.

El rol del legislador debe ser en función a las necesidades del pueblo, así como la dimensión del Estado y los demás integrantes del poder público.

Por último se refiere al modelo ideal de Córcega, donde Rousseau deseaba trasladarse para investigar lo relacionado con sus ideas políticas.

La propuesta del Contrato Social es hallar solución al problema fundamental de encontrar un modo de asociación que proteja y defienda a los ciudadanos y sus bienes, de cualquier fuerza común y donde cada uno, unido a todos pueda ser libre y fiel a si mismo.

En virtud del pacto social cada persona se entrega a la voluntad general como cuerpo moral y colectivo, donde todos votarán y serán miembros.

El legislador sabio debe redactar leyes sabiendo antes si su pueblo está maduro para ellas.

Los pueblos deben superar su tiempo de juventud, porque antes de someterlos al rigor de las leyes deben lograr la madurez.

No todos los pueblos maduran igual en el mismo lapso de tiempo; cada comunidad, para poder civilizarse debe respetar su propia identidad y no copiar modelos extranjeros.

El estado no debe ser ni demasiado grande que no pueda ser gobernado ni tan pequeño que no pueda sostenerse y más que sus recursos valen más su vigor y su sana y fuerte constitución.

Al Estado lo hacen los hombres y el territorio que habitan de manera que tiene que haber un equilibrio para asegurar la manutención del pueblo, porque los desequilibrios acarrean conflictos con los vecinos y guerras.

Para instituir un pueblo el mejor momento es cuando hay abundancia y paz para que sea un estado más seguro, más estable y no tiránico.

Lo que hace más difícil la obra del legislador es la imposibilidad de encontrar la sencillez de la naturaleza en las necesidades de la sociedad.

Rousseau reconoce solo un país en Europa capaz de respetar la legislación, la isla de Córcega, por el coraje y la tenacidad que demostró su pueblo al recobrar y defender su libertad.

Una gran cantidad de personas reunidas son consideradas un solo cuerpo con una sola voluntad, referida a la conservación común y el bienestar general.

De esa manera, centrado en el bien común, el Estado se puede mantener fuerte con una estructura simple, exigiendo solo el buen sentido para su funcionamiento.

Un estado de este tipo necesita pocas leyes, bastan aquellas que emergen naturalmente cuando se necesitan universalmente.

Pero cuando los intereses particulares comienzan a hacerse notar y a influenciar en la gente y el interés común se altera, la voluntad general se pierde porque ya no es de todos, aparecen la oposición, las contradicciones, las críticas, los debates y las discusiones.

Es de ese modo como el Estado comienza a debilitarse y destruirse, cuando el vínculo social se rompe debido al predominio de los intereses particulares.