El amor platónico
Para conocer en primera instancia qué es y cómo es el amor platónico, debemos saber que la dialéctica (método propio de la filosofía) nos permitiría el acceso a ese Mundo de las Ideas, cuyo proceso, en un primer momento, es ascendente propiamente hacia la Idea, y luego de Idea en Idea hasta la concebida o entendida como la Idea Suprema, el Bien. Será un proceso que va de las cosas, Ideas, de lo múltiple, hasta lo uno, el Bien, dado que Platón dice que “el único que es capaz de una visión de conjunto es el dialéctico”.
Empero, también existe una dialéctica descendente, consistente en un proceso inverso que reconstruye la serie de las ideas consideradas sin recurso alguno a la misma experiencia, permitiéndose con ambas establecer la comunicación entre éstas.
Pero, en este instante, se hace fundamental indicar que esa dialéctica posee un importante apoyo emocional: el amor (eros). Es también un proceso ascendente. Y es que, tal y como observamos en el texto recogido en líneas anteriores, así como también podríamos conocer a través de su segundo diálogo bello, el Fedro, ambos se refieren a lo mismo, pero en el contexto mítico del alma siendo representada como un callo alado y con referencia directa a la reminiscencia (la Idea no está en las cosas sensibles que participen en ella, de ella, o la imiten, es una realidad separada, por lo cual la percepción de las cosas sensibles no puede dárnosla propiamente a conocer).
Se defiende que ese alma que ha caído a la tierra ha perdido sus alas, su esencia, olvidándolo todo; no obstante, y contemplando la hermosura de este mundo, “y acordándose de la Verdad”, retoma nuevamente el vuelo, toma nuevamente las alas.