Cicerón otorgaba al artista un papel activo, ya que consideraba que el hecho de que al crear seleccionara una parte de lo que veía, de la realidad sensible, convertía al artista en un sujeto agente, no en un mero replicador. Además, como ya hemos visto, el concepto de imitación de la antigua Grecia difiere del que podamos tener en la actualidad. La imitación en ocasiones, como lo es en el caso del pensador romano, lucha contra la verdad, así que no tiene ningún sello de veracidad.
De todas formas, además de en el artista, Cicerón también veía un papel activo en el espectador. En el primer paso parece fácil coincidir, por lo menos desde una perspectiva actual, pero quizás no así en el segundo, aunque no resulta en nada descabellado.