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¿Qué es la Revolución Copernicana?

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

La Revolución Copernicana es tanto el título de una de las obras de Thomas Kuhn como el nombre de la revolución científica que cambió la forma de ver el mundo de la cultura occidental. Dado que nuestro objetivo no es hacer una reseña del libro de Kuhn, vamos a hablar de esta importante revolución científica.

Revolución Copernicana

Modelo heliocéntrico

Nicolás Copérnico y sus amigos

El protagonista principal de la Revolución Copérnica fue Nicolás Copérnico (1473-1543), un astrónomo renacentista de origen polaco. Estudió en la Universidad de Cracovia entre 1491 y 1494 y en la Universidad de Bolonia, entre 1496 y 1499. Más tarde, en 1500, estudiaría ciencias y astronomía en Roma. Y fue en el campo de la astronomía en el que Copérnico inició su famosa revolución. En efecto, en contra del modelo del Universo de la Ptolomeo, el geocéntrico, que situaba al planeta Tierra en el centro del universo y al resto de cuerpos celestes girando en círculos a su alrededor, Copérnico propuso un nuevo punto de vista según el cual el centro del universo estaba en algún punto cercano al Sol y a su alrededor se movían circularmente los cuerpos celestes, de forma uniforme y durante toda la eternidad. Esto incluía, como ya sabemos, al planeta Tierra.

¿Por qué la teoría heliocéntrica supuso una revolución?

En principio, dicho así en frío, abandonar una teoría y cambiarla por otra parece algo muy similar a cambiarse de camisa. Sin embargo, el cambio del modelo geocéntrico de Ptolomeo por el modelo heliocéntrico de Copérnico fue más allá de las fronteras de la astronomía, hasta tal punto que utilizamos la expresión «giro copernicano» o «revolución copernicana» para describir situaciones de cambio bruscas que poco o nada tienen que ver con el campo de la astronomía.

A nivel de la astronomía la teoría heliocéntrica de Copérnico resultó una revolución porque solucionaba las dificultades que impedían la comprensión del movimiento de los planetas. Pero para que nosotros comprendamos esto tenemos que dar una salto atrás en el tiempo. En efecto, el modelo heliocéntrico fue propuesto mucho antes por Aristarco de Samos, en el siglo III a. C. para explicar la carencia de paralaje estelar. Sin embargo, como el modelo geocéntrico era más simple, fue el que finalmente se instauró. Y así siguió hasta la Edad Moderna.

Sin embargo, en el siglo XVI la cosa había cambiado. Resulta que las predicciones que el modelo geocéntrico permitía hacer y las observaciones de las trayectorias de los planetas no coincidían. Como el modelo fallaba, los ptolemaicos, con Tycho Brahe a la cabeza, comenzaron a intentar solucionar el problema formulando hipótesis had hoc de todo tipo. La más famosa de ellas era la que distinguía entre el epiciclo y la deferente. El epiciclo era el movimiento circular de un planeta dado. El centro del epiciclo describe, a su vez, otro movimiento circular, el deferente, cuyo centro es el planeta Tierra. Conforme este juego de epiciclos y deferentes y movimientos circulares hacía aguas, se iban multiplicando las hipótesis sobre más movimientos circulares de diferentes tamaños, convirtiendo el modelos que en su tiempo se aceptó por su simpleza, en algo intragable. La alternativa para explicar la trayectoria de los planetas fue el modelo heliocéntrico propuesto por Copérnico.

Galileo, Kepler y después Newton admitieron el modelo heliocéntrico de Copérnico y obtuvieron frutos importantes. De este modo la imposición de este modelo llegó a su punto culminante con la mecánica newtoniana.