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El azar de nuestras vidas

Publicado por Ruben Avila

azarEl azar domina nuestras vidas. Decía Rawls que mientras exista la familia el Estado por mucho que desee no podrá acabar con la desigualdad, porque dependiendo de cómo trate la familia al infante, sus capacidades y posibilidades diferirán increíblemente. Es evidente que nacer en una familia con recursos otorga posibilidades que no lo hace nacer en una sin recursos. Pero también lo hace nacer entre personas que te quieren, que entre (por muchos recursos que tengan) te menosprecian, violentan e incluso agreden. Ciertamente, la idea de Rawls no era ni mucho menos hacer desaparecer la familia, simplemente constataba un hecho. Además, su teoría lo que pretende es no castigar a ninguna persona por causas ajenas a ella.

Partiendo de esta concepción, algunos filósofos han elaborado la teoría del igualitarismo de la suerte, por la que se trata de diferenciar entre suerte (brute luck) y las consecuencias que emanan de nuestras decisiones, la suerte opcional. Así lo explica Olof Page en su Igualdad, suerte y responsabilidad:

Es francamente difícil distinguir entre lo que uno realmente elige (suerte opcional) y lo que viene dado por el entorno (brute luck), hasta el punto de perderse analizando si los gustos caros (que a alguien le gusten los huevos de Fabergé, por ejemplo)son elegidos o fruto del entorno. Pero no es esta dificultad la que queremos remarcar, sino algo más fácil de remarcar. Tampoco queremos centrarnos en la diferencia que supone la familia.

Donde queremos poner el dedo es en la diferencia abismal que supone entre nacer en un país u otro. Entre lo que supone vivir en un territorio depauperado, devastado por las guerras, por epidemias, hambrunas, enfermedades, etc., o hacerlo en uno que o bien no sufre de dichas catástrofes, o lo hace en mucha menor medida.

Es evidente que nacer en un territorio en particular no depende de nosotros, lo hará de nuestra madre, en todo caso. Y quizás ni eso (habría que determinar qué factores han influido en que dicha madre diese a luz en ese territorio). Así que, siguiendo lo dicho en la primera parte del artículo, castigar a una persona por ese hecho que, a todas luces, no depende de él, es una terrible injusticia. Y será castigo si no se evita que crezca con malnutrición, que enferme por vivir en condiciones insalubres, sin agua potable, sin medicamentos ni vacunas, etc. No hacer nada, como tantas otras veces, es hacer algo. Es no paliar lo que han hecho otros, es permitirles a esos otros actuar, hacer. Es convertir el mundo en peligroso, como aseguraba Einstein, por dejar a sus anchas a los perversos.

Imagen: univiasecmatematicas1.wordpress.com