El azar domina nuestras vidas. Decía Rawls que mientras exista la familia el Estado por mucho que desee no podrá acabar con la desigualdad, porque dependiendo de cómo trate la familia al infante, sus capacidades y posibilidades diferirán increíblemente. Es evidente que nacer en una familia con recursos otorga posibilidades que no lo hace nacer en una sin recursos. Pero también lo hace nacer entre personas que te quieren, que entre (por muchos recursos que tengan) te menosprecian, violentan e incluso agreden. Ciertamente, la idea de Rawls no era ni mucho menos hacer desaparecer la familia, simplemente constataba un hecho. Además, su teoría lo que pretende es no castigar a ninguna persona por causas ajenas a ella.
Partiendo de esta concepción, algunos filósofos han elaborado la teoría del igualitarismo de la suerte, por la que se trata de diferenciar entre suerte (brute luck) y las consecuencias que emanan de nuestras decisiones, la suerte opcional. Así lo explica Olof Page en su Igualdad, suerte y responsabilidad: