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El Sistema Metafísico de Leibniz

Publicado por Malena

el sistema metafísico de Leibniz

La representación más acabada de la metafísica del racionalismo es el sistema de Leibniz, que este filósofo fue construyendo sobre la base de la teoría del conocimiento, la matemática y la física; y a partir de la metafísica cartesiana.

Como la mayoría de los filósofos, algunos a favor y otros en contra, Leibniz siente la necesidad de profundizar la metafísica de Descartes.

La base de esta influencia es el descubrimiento que hace Descartes del yo como substancia pensante y la distinción cartesiana entre ideas claras e ideas confusas.

También para Leibniz, las ideas confusas constituyen verdaderos enigmas que exigen un análisis racional para que se transformen en ideas claras.

Las idea confusa se relaciona con las sensaciones, con las percepciones, con las experiencias sensibles; por lo que, según Leibniz, debe contener dentro de ella misma la idea clara.

Para Leibniz, las verdades de la razón son innatas, en cuanto que nacen de gérmenes oscuros implícitos en nuestra razón.

Leibniz no comparte la idea geométrica de la extensión, de Descartes; porque piensa que la materia no puede ser exclusivamente pura extensión, puro espacio geométrico.

Leibniz se encuentra frente a dos problemas, el del movimiento y el de la definición de la materia. Le interesa el problema de cómo comienza el movimiento, qué cosa tienen los cuerpos que hace que se pongan en movimiento; y este cuestionamiento lo lleva al concepto de “fuerza”, reconociendo de este modo el elemento dinámico que se encuentra en toda la realidad.

Para aportar claridad a lo oscuro y confuso de la noción de fuerza, de dinamismo; Leibinz busca los instrumentos matemáticos capaces de definir lo más infinitamente pequeño y descubre de este modo el cálculo infinitesimal.

En cuanto al problema de la definición de la materia, descubre que los cuerpos no son solamente figuras geométricas, ni pura extensión, sino que además son “algo” que posee la extensión y la prueba es la constancia de la fuerza viva en un sistema cerrado.

Quiere decir, que un punto material no es sólo geométrico, sino que además contiene una fuerza viva material que es la que fija su trayectoria y su cantidad de movimiento; el cual es el resultado de todo el pasado de la trayectoria que ha recorrido la masa de ese punto, que a la vez contiene en si misma, en germen, cómo debe ser su trayectoria futura.

Por lo tanto, para Leibniz, los cuerpos materiales son, sobre todo, fuerzas, conjuntos dinámicos, cúmulos de energía que pueden definirse en forma matemática.

Estas dos ideas fundamentales van a configurar la metafísica de Leibniz, construida sobre la base de la idea de mónada.

La palabra “mónada” no pertenece a Leibniz sino a otro gran filósofo, físico, astrónomo y matemático del Renacimiento llamado Giordano Bruno.

Tal vez es un término que también Giordano Bruno tomó de otros filósofos o místicos de la antigüedad, como Plotino, que también la utilizó.

Lo cierto es que Leibniz la hace suya casi al final de su evolución filosófica y cuando lo hace, en esta palabra confluyen todos los elementos fundamentales de su metafísica.

La mónada es realidad única, substancia como realidad en sí y por sí y no como contenido del pensamiento.

Fuente: “Lecciones preliminares de Filosofía”, Manuel García Morente.