Mitos versus Cuentos de Hadas
Actualmente, muchos padres prefieren que sus hijos conozcan la realidad por si mismos a través de las relaciones personales y de los sucesos cotidianos.
Platón sostenía que el intelecto humano forma parte de la experiencia del hombre y que esta experiencia es la que hace al hombre más humano.
En su libro «República» aconseja comenzar la educación literaria de los niños con el relato de los mitos, antes de la enseñanza convencional.
Aristóteles piensa que el amigo de los mitos también es amigo de la sabiduría y los filósofos modernos opinan de la misma forma.
Mircea Eliade considera que los mitos son modelos de comportamiento que le dan sentido a la vida.
Este autor y también otros, coinciden en afirma que los mitos y los cuentos de hadas tienen un profundo significado que deriva de los ritos de iniciación o de pasaje, como la muerte simbólica del yo, y el renacimiento en una dimensión superior de existencia, mientras otros subrayan la relación entre los mitos y los cuentos de hadas con los sueños y las fantasías de los adultos.
La diferencia entre los sueños y los cuentos de hadas es que los sueños ocultan deseos inconscientes, en tanto que un cuento de hadas satisface todas las pulsiones y promete una feliz solución.
El cuento de hadas proyecta el contenido del inconsciente colectivo, en términos de Jung; que son los problemas universales y las eventuales soluciones deseadas.
Los cuentos se mantienen de generación en generación porque satisfacen necesidades conscientes o inconscientes de la mayoría de la gente.
Los mitos y los cuentos tienen un lenguaje simbólico que es muy efectivo para los niños.
Jung subraya además que los personajes de estas narraciones representan arquetipos.
Los mitos y los cuentos se asemejan pero también se diferencian. El mito es un acontecimiento único, se trata de eventos grandiosos que les ocurren a personas fuera de lo común, héroes o superhombres, en situaciones que aunque parezcan improbables se presentan como normales y cotidianas.
El mito por lo general tiene un final trágico, mientras en los cuentos de hadas los finales son siempre felices, porque los cuentos con finales tristes no entran en la categoría de cuentos de hadas.
El mito es pesimista mientras el cuento de hadas es optimista, a pesar de los avatares terribles y acontecimientos fantásticos que tienen que vivir los protagonistas.
En general, los mitos implican demandas del Superyo que están en conflicto con lo que hace el Ello; y un ser humano común no tiene la misma fortaleza de los dioses.
Los mitos parecen exigirnos vivir conforme a los mandatos del Superyo, pero el hombre nunca podrá hacerlo totalmente, porque cuanto más quiera complacer estas órdenes, mayores serán sus demandas.
El héroe de un mito, que cede a los impulsos de su Ello, deberá sufrir por eso; y si el hombre disgusta a un dios sin haber hecho nada malo, será destruido por su Superyo.
El paradigma de los mitos se expresa en la tragedia de Edipo. Este mito tiene el poder de provocar reacciones intelectuales y emocionales en un adulto, porque proporciona la oportunidad de tener una experiencia catártica, que es lo que caracteriza a toda tragedia.
Una persona puede llegar a clarificar sus ideas y sentimientos, aliviar tensiones internas debido a experiencias pasadas y hacer consciente lo inconsciente.
Un mito no es una forma de prevención para que no actuemos del modo que podría resultarnos perjudicial, porque por ejemplo, el mito de Edipo es inevitable y constituye un problema básico y universal en la infancia.
Desde los cuatro años hasta la pubertad, el niño necesita imágenes simbólicas que le aseguren una solución satisfactoria a sus problemas edípicos, pero la seguridad de un final feliz debe aparecer antes para que pueda tener el individuo la fortaleza para superar este conflicto.
El cuento de hadas les ofrece a los niños una fantasía que en forma simbólica le muestra el esfuerzo que debe hacer para alcanzar la autorrealización y un final feliz.
Fuente: “Psicoanálisis de los Cuentos de Hadas”, Bruno Bettelheim