La Especulación filosófica
La definición de la palabra especular es registrar, mirar, observar con atención un objeto con el fin de poder reconocerlo y examinarlo.
En sentido figurativo significa la acción de observar desde una determinada perspectiva.
Originariamente, el sentido de la palabra especulación no era imaginar algo sin fundamento sino investigar con sumo cuidado y meticulosidad algo.
Si se equipara especulación a teoría, ocupa el primer lugar en la clasificación que hace Aristóteles de las ciencias.
Aristóteles se refiere al conocimiento teórico, contemplativo y especulativo como el más grato y el mejor (Metafísica) y a la contemplación como el fundamento de la felicidad (Ética a Nicómaco).
En el mundo romano es donde la palabra especulación adquiere un leve significado peyorativo, al considerarla una actitud desinteresada y poco cívica, ya que el que se detiene a especular no atiende los asuntos públicos, que para los romanos son prioritarios.
Los filósofos de la Edad Media distinguen la especulación de otras actividades teóricas, basándose en que el término especular se relaciona con reflejar fielmente como un espejo, o sea que se interpreta como modo de reflejar contemplativamente.
Distinguen así entre los términos especulación, contemplación y meditación.
A través de la contemplación se considera a Dios como es en sí mismo; por medio de la especulación cómo se refleja Dios en las cosas creadas, tal como la imagen se refleja en el espejo; y mediante la meditación el alma tiene el propósito de alcanzar la contemplación.
En la mayoría de las doctrinas de esa época es común que se considere a la especulación un estado intermedio que lleva a la contemplación.
En el período moderno, muchos autores se oponen a la especulación considerándola sin fundamento y sin ningún objetivo práctico ni teórico. Por ejemplo, para Bacon, la especulación es una actividad de la razón que se nutre a sí misma.
Descartes también despreció a la especulación por considerar que tiene escasas consecuencias para quienes la practican (Discurso del Método).
Sin embargo, la especulación tuvo gran importancia en el racionalismo moderno.
Kant elaboró su teoría del conocimiento confiando en la razón especulativa, con el propósito de limitar las posibilidades de la razón, ya que no se puede admitir ningún conocimiento fuera de los límites de la experiencia.
Para Kant, el conocimiento teórico es diferente al conocimiento de la naturaleza porque es especulativo, se refiere a un objeto o a los conceptos de un objeto y no se puede alcanzar por medio de una experiencia.
Kant pone de esta manera límites definitivos a la especulación o razón especulativa.
No obstante, tiempo después se le concedió a lo especulativo la capacidad de calificar la especie superior de conocimiento.
Hegel fue el autor que se destacó en este sentido. Según este filósofo, la razón o el pensamiento especulativo es el único que puede unir y conciliar los opuestos que se manifiestan en el proceso dialéctico; y el que supera las tensiones que este proceso revela.
Se oponen a lo especulativo Feuerbach y Marx, dentro de las escuelas hegelianas; y luego la mayoría de las tendencias filosóficas del siglo XX.
En cuanto a las tendencias positivistas, analíticas, lingüísticas, empiristas y neokantianas, etc., se puede decir que son antiespeculativas. Lo mismo ocurre con orientaciones como el existencialismo, el historicismo, etc.
Fuente: “Diccionario de filosofía abreviado”, José Ferrater Mora.