Infinito
El concepto de infinito puede tener varias acepciones:
1) algo indefinido por no tener límites
2) algo que no se puede definir
3) algo negativo e incompleto
4) algo positivo y completo
5) algo potencial
6) algo actual y totalmente dado
La noción de infinito como lo indefinido o ilimitado, ya se encuentra en los filósofos presocráticos; en Demócrito con el concepto de infinitud de los átomos y del todo que los contiene.
Para Zenón de Elea es infinita la divisibilidad del continuo; y para Platón, esta noción aparece al referirse a la unidad como eterna, pero que también se puede aplicar a las cosas que cambian, reconociendo lo limitado e imperfecto y lo ilimitado y perfecto que hay en todos los seres.
Aristóteles consideraba al universo cerrado y limitado. Él fue el que estableció la distinción entre el infinito potencial y el infinito actual.
Aristóteles sólo acepta el infinito potencial, también llamado negativo, tanto el de la serie numérica como el de la serie de puntos de una línea. En cuanto a la serie causal, tiene que tener un fin en un primer principio incausado.
El infinito es aquello más allá del cual hay algo, no nada.
Después de Aristóteles, principalmente en el pensamiento griego, infinito es la idea de algo comprensible y completamente negativo.
Los estoicos concibieron el cosmos como una realidad existente dentro de un infinito y defendían la doctrina del eterno retorno y de la existencia de una infinidad de mundos con una infinidad de repeticiones posibles.
El pensamiento cristiano asocia la idea de infinito con el problema de la eternidad y de una creación de la nada, por lo que sólo Dios es infinito y eterno y sólo hay un infinito actual, la pura forma divina.
La mayor parte de los filósofos escolásticos consideraron que el continuo es infinitamente divisible y algunos autores modernos aceptaron la posible realidad de un infinito en acto.
Giordano Bruno, en el siglo XVII, defendió la postura de la infinitud del universo como un conjunto que continuamente se transforma desde lo inferior a lo superior, por ser todo uno y la misma cosa.
Para Nicolás de Cusa, el universo está penetrado de vida, es un organismo infinito donde se hallan los organismos de los mundos particulares, infinitos mundos regidos por la misma ley que es la misma vida, el mismo espíritu y orden y el mismo Dios.
La revolución científica y filosófica del siglo XVII, y el progreso de las matemáticas, con el descubrimiento casi simultáneo del análisis infinitesimal o cálculo infinitesimal, de Leibniz y Newton, se sostiene la concepción infinitista.
Casi todos los filósofos modernos, principalmente los racionalistas, participan de la idea de la infinitud del mundo, como por ejemplo, Descartes, que usa la noción de infinito cuando intenta probar la existencia de Dios por medio del argumento ontológico.
Spinoza sostiene que sólo hay una substancia infinita que es Dios y fuera de Él no puede concebirse ninguna substancia. Todo lo que es un atributo de Dios debe necesariamente existir y ser infinito, porque su realidad está ligada a la de la única e infinita substancia.
El infinitismo de Leibniz es pluralista. En cada universo parece haber infinitos universos y la infinitud no es incomprensible ni irracional, es mensurable, porque se puede operar con infinitos, por lo menos con lo infinitamente pequeño.
Los filósofos empiristas como Locke, se ocuparon más de la posibilidad del conocimiento del infinito. Locke comparó las ideas de duración y expansión, estimando que finito e infinito son modificaciones de la expansión y de la duración.
Para Kant, desde la razón, considera que puede probarse tanto la tesis de que el mundo tiene un principio en el tiempo y está limitado en el espacio (dogmáticos); como la antítesis, o sea el mundo no tiene comienzo y es ilimitado en el espacio (empiristas).
Para Hegel, lo infinito positivo es el ser verdadero, lo que es en sí, el espíritu.
Durante las últimas décadas la concepción más habitual es la de un universo finito pero no limitado, como se puede concebir la finitud y la falta de límites de una esfera.
Fuente: “Diccionario abreviado de filosofía”; José Ferrater Mora.