Una Nueva Visión del Mundo
Roger N. Walsh plantea la hipótesis de que cuando la percepción humana llega a cierto nivel se puede trascender la experiencia de la realidad que creemos conocer y tener una visión del mundo diferente y más genuina, mediante los sentidos, el análisis racional o la contemplación.
El entrenamiento directo de la percepción, el refinamiento del análisis conceptual y el incremento de la percepción sensorial por medio de instrumentos y de la experimentación, tal como lo hace la ciencia, puede aumentar la sensibilidad para alcanzar una visión del mundo más fidedigna.
Estas condiciones revelarán una realidad diferente de la que estamos habituados a percibir y esencialmente más real y mostrará más puntos en común entre las distintas disciplinas.
Es posible que ni bien se descubra que existen las mismas propiedades básicas en la naturaleza, seamos testigos de un cambio paradigmático, en el que la base de la ciencia occidental, con un concepto del universo estático, esté a punto de ser reemplazado, tanto en la física como en las neurociencias y en todas las demás ciencias y que vayan apareciendo sorprendentes paralelismos entre ellas e incluso entre las ciencias y las disciplinas de la conciencia.
El hecho de que nuestra percepción común es limitada es reconocido tanto por la ciencia moderna como por las disciplinas de la conciencia.
De este tema se han ocupado durante miles de años disciplinas orientales como la meditación y el yoga, las que descubrieron que cuando aumenta la sensibilidad y mejora la percepción se puede apreciar la importancia de este problema.
La ciencia moderna tiene el objetivo de trascender esas limitaciones perceptivas para lograr un conocimiento más preciso.
También la psicología ha reconocido esas limitaciones de la percepción, que hacen ver la realidad distorsionada, sin advertirlo y que llevan a no apreciar el cambio perpetuo, la relación entre las cosas y el carácter holístico del universo.
Es tanto la deformación que la percepción produce sobre la realidad que tanto la física moderna como las disciplinas de la conciencia y hasta las neurociencias sugieren que nuestra visión del universo es ilusorio.
Ilusorio no quiere decir que no exista, sino que está coloreado y distorsionado de una manera que no podemos reconocer.
La ciencia se está dando cuenta que para investigar un solo objeto en forma rigurosa, hay que tener en cuenta las infinitas variables que ejercen efectos sobre él, inclusive el estado del observador; y esto pone en evidencia la interacción e interdependencia que existe en todo el universo.
Cuando se llega a este nivel, los modelos limitados y aislados se derrumban porque se reconoce que toda la naturaleza es dinámica y está totalmente interconectada.
Las cosas se determinan unas a otras y el estado de una parte repercute en el todo.
Actualmente está claro que el cerebro , tanto en su estructura como en su función es dinámico y está en continua adaptación a las necesidades funcionales y del ambiente, pero no existe aún la manera de explicar esos cambios.
El cerebro y su entorno es un todo y no se pueden separar. Cuando se trascienden las limitaciones de la percepción, la realidad es asombrosamente diferente y el universo se ve como una unidad, un todo interconectado, que es dinámico y está en constante movimiento, que es efímero, que está compuesto en gran parte de espacio vacío, que es acausal, o sea que cada elemento determina cada acontecimiento y viceversa, que ningún factor es más importante que otro, que no hay certezas sino probabilidades, que es paradójico, que está vinculado con el observador y sólo se puede conocer la interacción entre el observador y lo observado, porque el universo conocido está ligado a la conciencia.
Es posible que las propiedades que tengan los objetos en común, junto a la participación de la conciencia del observador, puedan servir de base a algunos paralelos interdisciplinarios.
Fuente: “Más allá del ego”, Abraham Maslow y otros.