Año Nuevo Vida Nueva
Un nuevo año es como el amanecer de un nuevo día, una nueva oportunidad de poder ser una persona diferente.
¿Cuál es el secreto de la vida? Los sabios de todos los tiempos coinciden en que ese secreto es la mesura, la moderación, tener perseverancia y vida interior, creer en uno mismo y en el orden natural; y poder disfrutar del momento presente, sin quejarse ni preocuparse.
Además, es importante recordar que la vida es un viaje, no un destino. Cada paso que damos, cada decisión que tomamos, nos lleva a un nuevo lugar, a una nueva experiencia. Y cada experiencia, buena o mala, es una oportunidad para aprender y crecer. Por lo tanto, debemos abrazar cada momento, cada desafío, con apertura y gratitud.
¿Y el secreto de la felicidad?; ¿Acaso es tenerlo todo? La felicidad no depende del afuera sino que viene de adentro, está en uno mismo a la espera de que nos demos cuenta de ello; es tener conciencia de estar vivo hoy, poder respirar, caminar, amar, decidir, hacer, compartir y ser capaces de disfrutar.
En esta época del año se reavivan las tradiciones y es la oportunidad de unir a la familia, sin resentimientos ni rencores; o de construir con los amigos una familia. Es también un momento para reflexionar sobre nuestras relaciones, para perdonar y pedir perdón, para expresar nuestro amor y gratitud a las personas que nos importan.
Además del significado religioso, las fiestas de fin de año representan el culto al alimento, que es lo básico y lo más simple; ya que la comida es el centro de todo, del placer, la nutrición, la compañía, el orgullo de estar juntos y ser queridos, es expresión artística, belleza y también poesía; y la oportunidad de lucirse que tiene cada uno.
El ambiente festivo de fin de año está en el aire, solamente los que se aferran al pasado y se empeñan en recordar otras épocas y las personas que ya no están, no pueden despedir con alegría el año que se va y festejar el nuevo año con esperanza pero sin expectativas, abiertos al cambio.
¿Qué deseamos para el nuevo año que se inicia? Tal vez deberíamos desear ser capaces de cambiar lo que no nos hace bien, tener una convivencia pacífica, estar dispuestos a ser honestos con nosotros mismos y con los demás y tratar de ser felices y de hacer felices a otros.
Cada día es un regalo que hay que agradecer; de nosotros depende que sea vivido intensamente, con menos egoísmo, con más generosidad, porque el éxito de los demás también nos beneficia; ver lo bueno de todas las cosas y no los defectos y convencerse de que hacer el bien siempre da buenos resultados.
Algo nuevo para muchos puede ser confiar en la vida y en la gente, siendo optimistas, porque una buena disposición todo lo resuelve, aprendiendo a ser capaces de ser felices por nada, porque son las condiciones las que nos coartan la felicidad; cuando depende de una casa, de un auto, de un título, de una pareja, de un hijo.
Esa clase de felicidad dura poco, porque nos anestesia y de inmediato ya estamos deseando otra cosa. La verdadera felicidad es un estado de ser, no el resultado de haber concretado los sueños.
Tal vez ponerse metas pequeñas y cumplirlas pueda enseñar a ser felices sin exigencias, o haciendo aquello tantas veces postergado; o atreviéndose a ser como se quiere ser; más perseverantes, más tranquilos, más seguros de sí mismos, más audace, más dispuestos a jugarse o arriesgarse y no continuar apostando a lo seguro o haciendo lo que todos hacen, por temor al fracaso.
Para empezar una nueva vida hay que ser diferente, cambiar lo que podemos cambiar y aceptar lo que no depende de nosotros; tomar las riendas de la vida sin eludir compromisos ni decisiones; siendo capaces de cambiar de rumbo cuando es necesario, porque la vida comienza todos los días y existe el derecho a equivocarse y a empezar de nuevo.
La felicidad está al alcance de todos porque nacimos para ser felices, sólo que muchos no la ven. Se trata de atreverse a ser quienes somos, dejando a los otros ser, de amar y ser amados, sin exigir, haciendo lo que hacemos mejor disfrutando del proceso y alentando a los demás a hacer lo suyo, confiando en nosotros mismos y en los otros; porque el otro, es el primer paso hacia Dios.
Además, es esencial recordar que la felicidad no es una meta a alcanzar, sino un camino a recorrer. No se trata de llegar a un lugar donde todo es perfecto, sino de aprender a encontrar la belleza y la alegría en cada momento, en cada pequeña cosa. Porque la felicidad no es algo que se encuentra al final del camino, sino algo que se va construyendo con cada paso que damos.
Así que, en este nuevo año, te invito a que te atrevas a ser tú mismo, a que te atrevas a vivir tus sueños, a que te atrevas a amar y a ser amado, a que te atrevas a ser feliz. Porque al final, la vida es un regalo que se nos ha dado para disfrutar, para aprender, para crecer, para amar. Y cada nuevo año es una nueva oportunidad para hacerlo.