La Realidad es un sueño
Todo lo que hemos aprendido a creer nos limita, porque en este mundo material que creemos tan real, no hay lugar para el espíritu. Sin embargo, por más verdadero que nos parezca este mundo, nadie ha demostrado aún que sea real.
El cerebro tampoco refleja que el mundo externo exista pero sí muestra muchas evidencias de que no existe.
El cerebro sólo recibe señales, imágenes, sonidos, sabores, olores, texturas, que interpreta y combina, pero no existe conexión entre esa información y nuestra percepción subjetiva.
El mundo que percibimos podría ser un sueño, porque cuando soñamos tenemos vivencias similares a las de la vigilia, se puede sentir, saborear, escuchar, oler, tocar con tanta intensidad como cuando estamos despiertos, sin embargo, cuando despertamos nos damos cuenta que estábamos soñando, que todo lo que percibimos en nuestro sueño fue un producto de la mente y hemos aprendido a creer que los sueños no son reales pero que lo que experimentamos durante la vigilia sí lo es.
Sin embargo, el mecanismo de los sueños es el mismo que el de la vigilia; en ambos casos la mente está creando el mundo mediante una actividad electroquímica.
Descartes fue el primero que reconoció que de lo único que podemos estar seguros es de que estamos pensando y que del resto solamente nos queda dudar.
Este es uno de los grandes misterios de la vida, el hecho de que aunque nos parezca que estamos en el mundo, es el mundo el que parece que está en nosotros y que todos somos sus creadores.
Esto nos lleva a plantearnos el interrogante de cómo es que se combinan todas estas perspectivas individuales, misterio que nos impulsa a buscar respuestas espirituales.
La idea de la existencia de una realidad única fue aceptada desde hace siglos por muchas religiones y tradiciones, que aunque tenían sus diferencias coincidían en creer en una creación inteligente y en un diseño creativo.
Esta realidad única fue llamada Dios por el monoteísmo, Brahma en la India y Tao en China, cosmovisiones que sostienen la idea de que el hombre se encuentra dentro de esta inteligencia infinita y con sus actos contribuye al diseño total de la creación.
En esa época el ser humano era concebido inmerso en la realidad única y no necesitaba emprender una búsqueda espiritual porque ya tenía una respuesta creíble. Pero hoy esta perspectiva, es llamada mística, porque se refiere a algo que trasciende el mundo visible.
Para volver a creer en esta realidad única es necesario aceptar que el mundo está en nosotros basándonos en la naturaleza del cerebro, que es el que crea el mundo a cada momento.
La idea de que la percepción es el mundo y que el mundo es percepción, termina con la oposición entre el yo y el no yo, o sea con la violencia y con las guerras, porque todos somos parte de un único proyecto trascendente, o sea de la creación de la realidad.
La realidad única nos revela algo importante, que es que el que crea es más importante que el mundo o mejor dicho que es el mundo.
Pero para aceptar esta idea liberadora que puede cambiar la realidad y la vida de una persona, hay que despojarse de todos los condicionamientos y comenzar a creer que todo lo que experimentamos es un reflejo de uno mismo.
La vida de cada uno forma parte de todas las demás, por lo cual es inútil ofrecer resistencia y no se necesita controlar nada ni a nadie, porque el único que está bajo nuestro control es uno mismo.
Fuente: “El libro de los secretos”; Deepak Chopra.