Darwin como Geólogo
Darwin se interesa por las controversias que existen entre los geólogos de esa época; y los hallazgos que describe en sus diarios de viaje, tienen múltiples repercusiones en el mundo científico; confirmando el paradigma que sostiene que el pasado es la llave del futuro.
Uno de los enigmas que desvela a los geólogos del siglo XVIII es el origen de las enormes piedras erráticas diseminadas en las cuencas de los ríos, en los valles y en planicies alejadas de las cadenas montañosas, que presentan una composición diferente a las características de los lugares donde se encuentran.
Darwin observa en los canales fueguinos que los glaciares arrastran enormes bloques que quedan depositados en la desembocadura de los ríos, y de este modo descubre el posible mecanismo natural de su transporte.
Sus posteriores observaciones en la isla Chiloé, en Chile y en regiones del Norte de Gales apoyan esta hipótesis y lo ayudan a avanzar en la comprensión de estos fenómenos.
En el siglo XVII, la postura creacionista estima que la Tierra fue creada cuatro mil años antes de Cristo; pero los geólogos de ese momento no comparten este postulado, ya que la sola observación del espesor del sedimento depositado por los ríos permite calcularle fácilmente a la Tierra una antigüedad de varios centenares de millones de años.
La evolución de las especies también requiere mucho tiempo para desarrollarse y por esa razón contradice las ideas de la época sobre la edad de la Tierra.
Recién cuando se descubre la radiactividad se puede resolver esta cuestión, estimándose actualmente que la antigüedad de la Tierra asciende a 4500 millones de años, en base al análisis de los datos obtenidos del material proveniente de meteoritos, que coinciden con las muestras halladas en la Tierra y en la Luna y que armonizan con la teoría evolucionista de Darwin.
Las observaciones de Darwin echan luz sobre la formación de las montañas, el hundimiento de los lechos marinos y sobre la verdad del diluvio universal.
En esa época existen tres hipótesis sobre el problema de los bloques erráticos; una de ellas propone que habrían sido llevados por la fuerza del agua durante el diluvio universal; otra sostiene que son consecuencias de grandes catástrofes y la tercera, que son el resultado de un proceso gradual producido por fuerzas naturales que actúan durante mucho tiempo. Pero ninguna de estas hipótesis es correcta.
Darwin es testigo de varios fenómenos naturales que se producen en Chile durante su permanencia, como la erupción del volcán Osorno, temblores y deslizamientos de tierra de varios metros, y del dramático retiro del mar y el posterior tsunami que provoca en esa época, una devastación en la costa del pacífico.
Este científico puede asociar así la actividad volcánica con los terremotos y observar la presencia de fósiles de moluscos marinos a más de tres mil metros de altura, interpretando que se debe al ascenso hasta esa altura de los fondos marinos como consecuencia de los terremotos.
A través de la minuciosa observación de sus descubrimientos en el nuevo mundo, puede comprender el comportamiento de la gente de esos lugares y los cambios producidos en la región pampeana.
Son inspiradoras para Darwin las obras “Principles of Geology” de Charles Lyell (1797-1875) y “Theory of the Herat”, de James Hutton (1726-1797), quien apoya la idea de la existencia de un tiempo geológico que llama tiempo profundo y que cambia la idea existente sobre la creación de la Tierra basada en documentos sagrados, con la afirmación de Hutton sobre la falta de evidencias de que haya existido un inicio ni de que exista ninguna perspectiva de un final.
Darwin colecciona miles de muestras de rocas y de fósiles hallados durante sus cinco años de travesía en el Beagle, siendo la mayor parte de sus observaciones temas relacionados con la geología.
Fuente: Revista de Divulgación Científica y tecnológica de la Asociación Civil «Ciencia Hoy», Argentina, 2009