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Los orígenes de la Filosofía

Publicado por Christian

A pesar de tener entre nuestras manos, a día de hoy, una cantidad diversa de información acerca de postulados, corrientes e hipótesis filosóficas propiamente dichas, y que no en vano podrían ser directamente accesibles de cara al lector interesado, poco se conoce a ciencia cierta con respecto al origen real e inequívoco de la Filosofía. No obstante, y si hacemos caso a una de las hipótesis más protegidas hasta estos instantes, es algo más que posible que ésta tuviera lugar en Grecia. Pero, sin embargo, muchos son los defensores de otra muy distinta, la cual indicaría precisa y exactamente que el origen real tuvo lugar en Oriente… ¿Qué hay de cierto en ello?

Fue Platón (filósofo griego de gran importancia, como veremos en próximos posts) quien dijo en un momento determinado que el asombro era el origen de la Filosofía, dado que nuestros ojos, en su mayor conjunto, nos “hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del Sol, y de la bóveda terrestre”, pues este espectáculo primordialmente “nos ha dado el impulso de investigar el Universo; de aquí brotó para nosotros la Filosofía, el mayor de los bienes deparados por los Dioses a la raza de los mortales”. De esta forma tan bella, se expresaba uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos acerca de cómo sentía el origen exacto de la Filosofía. Y es que ésta, no en vano, ha sido considerada desde hace ya muchos siglos como la forma de pensamiento racional por experiencia, pues el meditar, analizar, pensar, reflexionar… es como un despertar de la vinculación inequívoca a aquellas necesidades de la Vida, y todo cuanto ésta nos brinda.

Aristóteles se acercó aún mucho más en este sentido, comentando que “la admiración es lo que impulsa a los hombres: empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño” avanzando poco a poco y preguntándose por cuestiones tan diferentes pero importantes como el Sol, la Luna, los astros y el origen del Universo.

Precisamente, se podría decir sin mucho temor a equivocarnos que el origen primordial y fundamental de la Filosofía tal y como la conocemos bien tuvo lugar en Grecia en un periodo histórico muy determinado donde brillaron algunas de las mentes más fascinantes de todos los tiempos. Algo que según autores diversos como el gran historiador J. P. Vernant, el paso del mito a la racionalidad propia y misma fue posible gracias a factores diversos, tales como importantes elementos derivados exacta y precisamente del contexto económico, político, social y cultural de la época, teniendo a su vez en cuenta otros tales como la libertad individual o el desarrollo mismo de la escritura. Esto tuvo lugar gracias a la figura del sabio, que, con la inexistencia de una casta sacerdotal, se hacía “necesario” una transmisión pública y directa del saber, a partir de la cual se ponían en entredicho explicaciones diversas con respecto a la cosmología, y su sustitución -inevitable- por una forma de pensamiento que en nada tenía que ver con las creencias y supersticiones propias de la época, y de tiempos incluso anteriores.

No en vano, la estructura del mito hesiódico con respecto a la Teología sirve de modelo claro a toda la física jónica, en donde la realidad se genera a partir de un estado principal de indistinción, a través de una generación determinada de ideas contrarias que interactúan hasta terminar configurando una realidad conocida, partiéndose primero de este estado de indistinción, segregándose luego parejas de contrarios y finalizando con una renovación de ese ciclo de continua interacción de contrarios.

Es necesario no confundir en este punto el término mito, dado que en la Filosofía éste está racionalizado, aunque no hay que olvidar que ante todo es mágico, animista, aceptando lo sobrenatural, lo extraordinario, y recurriendo a lo invisible como fundamento de lo visible. Y es que la cosmología de los primeros sabios modifica su lenguaje cambiando de contenido, Platón, uno de los filósofos más importantes de la Grecia Clásicadefiniendo los principios constitutivos del Ser, en vez de narrar los acontecimientos de forma sucesiva, y ofreciéndonos un intercambio mecanizado de procesos/fenómenos naturales, en lugar de una lucha de dioses. Esto es explicable, según Vernant, gracias a factores y causas diversas, que en mucho tenían que ver con la Historia y la propia sociedad existente en aquellos precisos momentos, teniendo una importancia especial la mejora económica que se produjo gracias al comercio, dándose con el paso del tiempo una prioridad casi fundamental a esa comunidad denominada polis. No hay que olvidar que el sabio, además de pensador, era considerado como un poeta, adivino, médico, músico, purificador… y se hizo necesario trasladar ese saber a las plazas, a lugares públicos donde la sociedad misma conociera esa argumentación dialéctica que predominará sobre la iluminación sobrenatural.

¿Realmente, puede existir un origen oriental para la filosofía?

A pesar de lo comentado hasta estos precisos momentos, existe una hipótesis que vendría a indicar que, en realidad, el origen de la Filosofía bien se podría encontrar en Oriente, y que los pensadores griegos trasladaron ese saber a partir de viajes diversos que realizaron a lugares lejanos pero tan atractivos como la antigua Babilonia o Egipto, en donde tuvieron acceso a conocimientos astronómicos y matemáticos; es decir, que éstos únicamente tuvieron la función o el papel de meros transmisores. No obstante, la mayoría de los protectores de esta controvertida hipótesis, fueron filósofos alejandrinos que, con el objetivo expreso de desacreditar a esa misma filosofía, la cual había conseguido un desarrollo mayor que esos otros supuestos lugares originarios, difundieron precisamente esas noticias.

Empero, es preciso reseñar que tanto la filosofía griega como la oriental, disponían de una estructura explicativa acerca de la mitología casi similar, pero el rechazo que en Grecia se hace con respecto a explicar ese supuesto origen llevándolo al terreno exclusivo de las divinidades no se produce en la oriental, siendo este mismo rechazo lo que llevará a que la Filosofía fuera y sea considerada como tal, y lo que la diferenciará por encima de todas.

Por todo ello, se podría concluir que la Filosofía, si bien entrelazada en un primer momento con la Mitología, parece ser una creación casi exclusiva del pueblo griego, pues su rechazo de lo mágico, de las divinidades, de lo extraño y sobrenatural, son signos inequívocos de una racionalidad plena y desarrollada que muy difícilmente se han podido encontrar en otras formas diversas de pensamiento anterior.