Filosofía y Moral
Toda filosofía auténtica valora la ética
Las doctrinas de los filósofos de toda época consideraron fundamental el tratamiento de los principios morales, los cuales son los que originan los cuestionamientos más importantes de los pensadores.
Las contradicciones sociales, la política, la justicia, las pasiones humanas, el egoísmo en el mundo, despertaba la necesidad de los filósofos de indagar sobre la naturaleza de la moral.
A Sócrates (siglo V.a. de C.), lo que más le interesaba era formar hombres de bien que fueran buenos ciudadanos. Su pensamiento se refiere a una filosofía de la moral por sobre todas las cosas y hasta su muerte es una demostración de conducta ética, manteniéndose hasta el final fiel a sus principios.
Sócrates se ocupó de las definiciones universales que son las que se mantienen invariables, ya que los objetos concretos pueden variar.
Existe un contraste entre las cosas mundanas que son imperfectas y cambiantes y la definición universal de esos objetos.
Sócrates consideró importantes las definiciones universales porque estaba interesado particularmente por la conducta ética.
La definición es como una base sólida a la que el hombre se puede sostener frente al relativismo de los sofistas.
Si logramos una definición universal sobre la justicia, entonces, el hombre tendrá algo seguro sobre lo cual construir y se podrá juzgar tanto a los individuos como a los estados.
Mediante el razonamiento y a través del diálogo intentaba descubrir la verdaderas definiciones de los valores humanos, yendo de la definición menos perfecta a la más perfecta.
Sócrates se ocupaba de las virtudes del carácter y enseñaba la necesidad de buscar la sabiduría antes que preocuparse por los intereses particulares.
La política le importaba en cuanto a su comportamiento ético enfatizando que el conocimiento es un medio para la acción ética.
Para Sócrates, el saber y la virtud se identifican, porque el que sabe lo correcto actuará correctamente.
La rectitud para Sócrates significa la acción útil al hombre en el sentido de lograr hacerlo más feliz y el empleo de la razón es lo que lo distingue, porque sólo es el ignorante el que obra mal porque no sabe.
Es más ventajoso para la salud y armonía del alma tener dominio de uno mismo que no tenerlo, ser justo que injusto y ser valiente más que cobarde.
El verdadero placer y la felicidad verdadera son bienes que consigue el hombre moral más que el inmoral, basado en una ética racional fundada en la naturaleza humana.
La naturaleza humana es siempre la misma y los valores éticos son permanentes y representan normas para la conducta humana.
Sin embargo, la virtud también puede ser enseñada intelectualmente, pero no así la virtud misma que es el auténtico convencimiento íntimo.
Tal enseñanza tienen el objetivo principal de guiar al hombre a adquirir genuinas convicciones.
Así como el cuerpo se compone de elementos materiales, la razón del hombre es parte de la razón universal o mente del mundo.