La libertad y las adicciones
El camino de la espiritualidad hacia el autodescubrimiento puede hacer que una persona se libere de su adicción.
Es un camino que va de afuera hacia adentro, o sea del ego al Ser, un viaje de desapego material que se centra en la búsqueda de la autenticidad, porque el potencial interior es más fuerte que cualquier otra cosa.
Las adicciones crean dependencia, porque producen placer pero quitan la libertad y llevan a alejarse de uno mismo, no permiten escuchar la voz interior y sólo se puede prestar atención al ego externo.
De esta manera, la vida espiritual queda bloqueada y el verdadero yo que es único, queda sepultado, situación que produce una sensación de descontento consigo mismo, promueve el enojo y necesitar aferrarse a la adicción para poder sentir placer.
Pero el placer externo siempre es efímero, sólo el bienestar que viene de adentro es lo que permite lograr serenidad, realización y la transformación de la mente.
El que se entrega a las drogas deja de ser dueño de sí mismo y se convierte en un esclavo; porque el adicto ha equivocado el camino y busca en el exterior el bienestar que sólo se encuentra en su interior.
Le ocurre a todo el mundo cuando no se siente feliz, anotarse en un curso, buscar un nuevo trabajo, cambiar de pareja, salir de vacaciones, o sea divertirse con algo externo, porque cree que de esa forma se aliviará su ansiedad , se sentirá mejor y tendrá más paz.
La personalidad adictiva se caracteriza por el temor a la soledad y al aislamiento, por la falta de responsabilidad, por el miedo a tomar decisiones, a no saber cuidarse a sí mismo y a no poder defender sus propias convicciones.
Sin embargo, la personalidad no condiciona ni define a una persona, si puede toma conciencia que es mucho más que su personalidad y que esos rasgos que la limitan pueden desaparecer cuando logre ampliar la perspectiva y los reconozca.
El adicto trata de mostrar una imagen de alguien que no es, porque no se valora a sí mismo y necesita ser aceptado y pertenecer a un grupo. Teme el rechazo y desea ser querido y valorado.
Esa imagen falsa le permite esconder su temor y su timidez y cuando es adolescente o inmaduro, para atreverse a iniciar una relación amorosa o tener sexo; porque la adicción es una máscara que impulsa al individuo a hacer cosas que teme.
Para salir de este esquema de comportamiento tiene que saber si realmente es necesario fabricarse una identidad falsa, tener conciencia de qué es lo que realmente quiere ocultar y por qué y tener el coraje y la decisión de rescatar su verdadero ser esencial interno y atreverse a ser quien es.
El camino espiritual que lleva a la libertad exige en primer lugar reconocer la adicción, aceptarla y saber cuál es su propósito.
Luego, es necesario entender:
1- cuál ha sido la programación mental que desarrolló la adicción: creencias, deseos, expectativas, etc.;
2)-perdonar todo a todos;
3)-robustecer y sanar al niño interior que ha sido herido;
4)- hacerse cargo de la propia responsabilidad en este proceso, ya que todo cambio depende de uno mismo;
5)-ser capaz de aceptar el desafío dejando de sentirse víctima;
6)-vivir con atención el presente;
7)-conectarse con el ser interior a través de la meditación diaria;
8)-integrar el dolor como parte de la vida;
9)-encontrar el sentido de la propia vida.
Fuente: Escuela Española de Desarrollo Transpersonal.