Libertad
Este concepto ha sido entendido de distintas maneras según la cultura, desde la antigüedad hasta nuestros días.
Los griegos por ejemplo utilizaron esta palabra en distintos sentidos:
1) como libertad natural, que es la que se entiende como la posibilidad de sustraerse aunque sea en forma parcial del orden cósmico, que se puede interpretar como destino; o libertad como orden de la naturaleza donde todos los fenómenos se encuentran relacionados.
La libertad frente al destino no es muestra de grandeza, sino que significa que sólo pueden sustraerse a él quienes realmente no importan. Son los escogidos por el destino los que no son libres de él, pero son libres en un sentido superior. Esta es la idea de la libertad como realización de una necesidad superior.
En cuanto a la libertad de sustraerse al orden cósmico, lo que se intenta saber es hasta qué punto y en qué medida un individuo puede hacerlo.
Según algunos puntos de vista, lo que pertenece al alma, que también es natural, es más fino e inestable que lo que pertenece al cuerpo; por lo que puede haber movimientos voluntarios y libres en las almas debido a la mayor determinación de sus elementos.
Para otros, lo que pertenece a la libertad pertenece a la razón y sólo es libre quien es racional y actúa como tal. Por lo tanto, es posible que todo el cosmos esté determinado, incluyendo las vidas de los hombres.
Desde esta perspectiva sólo son libres los sabios que son eminentemente racionales.
2) En el sentido social y político, la libertad se concibe como la posibilidad de autonomía e independencia para regir el propio destino en una determinada comunidad, sin interferencia de otras comunidades; y con respecto a los individuos dentro de una comunidad, la autonomía no significa evadir la ley sino en actuar de acuerdo a las propias leyes.
3) En el sentido personal, la libertad significa la autonomía que le permite a un individuo cultivar su propia personalidad.
Estos tres tipos de libertad se manifestaron en distintos períodos de la filosofía griega.
Para los estoicos, la libertad consiste en disponer de sí mismo, mientras todo lo externo es considerado principio de opresión.
Para Aristóteles una acción moral exige que la acción sea libremente voluntaria y que haya libertad de elección o libre albedrío; y para la mayor parte de los griegos un hombre que conoce el bien no puede dejar de actuar de acuerdo a él.
San Agustín distingue entre el libre albedrío como la posibilidad de elegir y la libertad para hacer el bien. El libre albedrío es voluntario y tiende al pecado, por eso la cuestión es cómo usarlo para ser libre.
Para Santo Tomás el entendimiento mueve a la voluntad hacia el bien. No hay libertad sin elección, pero ésta no significa sólo elegir cualquier cosa sino elegir algo trascendente. Si el hombre elige sin ayuda de Dios elegirá el mal.
Autores modernos sostienen que la libertad consiste principalmente en seguir la propia naturaleza, dado que ésta tiene estrecha relación con la realidad.
Para Kant, el dilema consiste en saber cómo son posibles la libertad y la necesidad; y establece que en el reino de los fenómenos hay completo determinismo y es imposible salvar dentro de él la libertad. La libertad es una cuestión moral, no física; y en este orden no sólo hay libertad sino que no puede no haberla.
Hegel concibe la libertad fundamentalmente como libertad de la idea; la autodeterminación.
Bergson trató de mostrar que la conciencia es libre porque no se rige por esquemas conceptuales.
Para Sartre, la libertad es la condición de la acción y sólo hay libertad en la decisión.
Ortega y Gasset se anticipó al señalar que el hombre está condenado a ser libre, es causa de sí mismo y no sólo se elige a sí mismo sino qué sí mismo va a causar.
Fuente: “Diccionario de Filosofía abreviado”, José Ferrater Mora.