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¿Qué es una proposición?

Publicado por Esteban Galisteo Gámez

En este blog hemos hablado de proposiciones muchísimas veces. En la categoría de Lengua se han dedicado algunos artículos a las proposiciones y en la de Filosofía las hemos mencionado. También hemos hecho mención, solo de pasada, al hecho de que las proposiciones suscitan ciertas inquietudes filosóficas. Para explicar el origen de estas inquietudes no tenemos más remedio que invitar al lector a que considere (1) y (2).

(1) Hoy es lunes.

(2) Today is Monday.

Es muy fácil decir que (1) y (2) son oraciones distintas que expresan la misma proposición. También es relativamente fácil entender esta afirmación. Parece que con la palabra «oración» nos estamos refiriendo a los signos escritos que aparecen detrás de (1) y (2) respectivamente. Son dos secuencias de signos distintas, incluyen signos distintos. Ahora bien, (1) y (2) expresan la misma proposición. Esto ya lo hemos dicho, así que no es nuevo. Lo que no queda claro es qué tipo de cosa es una proposición. Es natural decir que la proposición es el significado de una oración, así que el que (1) y (2) expresen la misma proposición es una forma sofisticada de decir que (1) y (2) tienen el mismo significado. Sin embargo, el problema se reproduce, ya que ahora el problema es qué tipo de cosa es un significado. Decir que la proposición que expresan (1) y (2) es el significado de (1) y (2) no responde a la cuestión de qué tipo de cosa es una proposición.

qué es una proposición

He aquí una proposición. Obviamente no la podéis ver, pues las proposiciones o son entidades mentales o entidades abstractas o no son entidades en absoluto.

Entidades mentales o entidades abstractas

En el caso de las proposiciones se ha tendido a pensar que son entidades mentales o entidades abstractas. Las entidades mentales y las entidades abstractas son muy parecidas, sin embargo difieren en el hecho de que las primeras son dependientes de otras entidades, las mentes, mientras que las segundas son independientes de las mentes, al menos en un sentido importante. Ambos tipos de entidades son imperceptibles e inespaciales. No obstante, resulta que estos tipos de entidades no son muy aceptables. En los libros de Filosofía (y también en los blogs) se habla de ellas y eso es todo lo que sabemos al respecto. Decir que las proposiciones son entidades, de uno u otro tipo, es bastante infructuoso.

Decir que una proposición es una entidad mental es decir que es algo parecido a un cenicero y que es un contenido de alguna mente. Y, en tanto mental, es imperceptible, inespacial, etc. Decir que es una entidad abstracta es decir que una proposición es algo parecido a un cenicero y, en tanto abstracta, es imperceptible, inespacial, etc. Merece la pena mencionar aquí que quienes afirman que las proposiciones son entidades mentales suelen tener la tendencia a rechazar la existencia de entidades abstractas en general. Por otra parte, quienes piensan que las proposiciones son entidades abstractas, pueden aceptar la existencia de entidades mentales, así como pensar que lo que llamamos entidades mentales son en realidad un tipo particular de entidades abstractas.

Éramos pocos y parió la abuela

Además de las tendencias consistentes en postular entidades, mentales o abstractas, existe la tendencia a decir que tales tipos de entidades no existen y que las proposiciones no son entidades, sino una especie de herramientas que utilizamos para hacer cosas. En este sentido, decir que (1) y (2) expresan la misma proposición no conlleva la postulación de una entidad que es expresada. Más bien se dice que (1) y (2) tienen usos similares.