El tratamiento de la sustancia en la filosofía medieval: Tomás de Aquino
Aristóteles murió y el mundo no se paró, sino que continuó adelante, como era de esperar. Y entre las cosas que continuaron adelante tras la muerte del Estagirita, podemos destacar su obra (no siguió creciendo, pero sí existiendo), la cual llegó a partir del siglo XII al occidente medieval, a través de las traducciones árabes. Uno de los filósofos medievales que tuvo a bien la recepción del aristotelismo fue Santo Tomás de Aquino (1225-1274), quien fue profundamente influido por el primero. Aquino, al igual que Aristóteles y otros muchos, también le dedico algo de su tiempo a la sustancia.
La sustancia como objeto de la metafísica
A los filósofos siempre les ha gustado clasificar los saberes y las ciencias y Santo Tomás de Aquino se dio el gusto de hacerlo. Para él, las ciencias teóricas se dividen en tres grupos: la física, que estudia la materia común sensible (por ejemplo, no estudia un proyectil en particular, sino las propiedades materiales de todo cuerpo susceptible de ser proyectado); la matemática, que estudia la materia común inteligible, esto es, lo cuantificable y la metafísica, que trasciende la materia y estudia a Dios y las nociones comunes a todos los seres, tales como la sustancia.
La noción de sustancia en Tomás de Aquino
Sustancia es aquello que existe en sí y no en otro como en su sujeto de inhesión. Y ahora tenemos que saber qué quiere decir eso de «sujeto de inhesión». Para entender esta parte de la definición, tenemos que partir del hecho de que la sustancia se contrapone a los accidentes, esto es, las propiedades o cualidades de las cosas (azul, gordo, alto, etc.). Pues bien, los accidentes «inhieren» en la sustancia. Cuando decimos «la pelota es roja», la rojez (accidente) inhiere en la pelota (sustancia). Inherir, por su parte, es el ser propio de los accidentes. Así, lo propio de la rojez, en tanto accidente, es dar colorido a las cosas. Es una forma muy sofisticada de decir que la rojez solo es en las cosas rojas.
Sustancia primera y sustancia segunda
Como hemos dicho, Aristóteles influyó mucho en Tomás de Aquino y eso es patente en que el filósofo medieval dinstinguió, al igual que el Estagirita, entre sustancia primera y sustancia segunda. La sustancia primera es, para Aquino, exactamente lo mismo que era para Aristóteles, la sustancia individual, el individuo (este perro, este gato, etc.). Esta es la base y el fundamento de la realidad: el todo se sustenta sobre los hombros de los individuos. Por su parte, la sustancia segunda es universal, es decir, la esencia abstracta de la sustancia primera. Así, un gato individual es una sustancia primera, pero la gatez común a todos los gatos individuales es la sustancia segunda.