La Antroposofía de Rudolf Steiner
La antroposofía es la filosofía que sostiene que el ser humano tiene la capacidad de conectarse con mundos espirituales.
Esta doctrina fue formulada a principios del siglo XX por Rudolf Steiner (1861-1925), quien inspirado por la Teosofía, intentó desarrollar el poder de la percepción espiritual, que creía existente en los seres humanos, sin la intervención de los sentidos.
Con este propósito fundó en 1912 la Sociedad Antroposófica, cuya sede principal está en Dornach, Suiza, que cuenta con filiales en todo el mundo.
Rudolf Steiner trata de enseñar cómo se puede pasar de la ciencia ordinaria al conocimiento iniciático, el cual puede ser comprendido por cualquier persona que no tenga prejuicios.
La Antroposofía intenta que los seres humanos recuperen la conciencia de la relación que tienen con la naturaleza y con todo el universo.
Actualmente el cuerpo físico del hombre lo obliga a interpretar esa sabiduría a través de su cerebro, pero en otros tiempos la sabiduría era comprendida más allá del cuerpo físico.
Ese conocimiento lo llevamos todos en nuestro inconsciente y afecta las emociones de todos los que saben valorar los impulsos de su naturaleza humana.
La antroposofía conduce de lo físico a lo espiritual y enseña al ser humano a pensar según la naturaleza.
En el cuerpo físico todo cambia y se renueva durante la vida, lo único que permanece es nuestro ser psíquico y espiritual.
El hombre siente el impulso natural de acceder al mundo espiritual; y éstos son los mismos que buscan satisfacer las aspiraciones humanas relacionadas con el arte, la religión, etc.
Es indudable que nuestra vida psíquica tiene realidad propia, pero sus manifestaciones dependen del cuerpo físico. Pero en lo que se refiere a la vida del alma, en ella se encuentra el impulso más preciado del hombre, que determina su valor humano y su cualidad de hombre: el impulso moral.
La moral del hombre comienza cuando sus instintos, pasiones y emociones son dominados por el alma con ayuda de las leyes morales concebidas espiritualmente. Pero antes tiene que tomar conciencia, desde su dignidad de hombre, que no sólo es un ser impulsado por sus necesidades sino que es alguien que se puede elevar hacia un mundo superior al de la naturaleza.
Esta dimensión espiritual es lo que ha impulsado siempre a los seres humanos a superar a la vida que sólo se accede con los sentidos.
La civilización es la que ha hecho que la visión del mundo exterior impida la experiencia interior, el pensamiento, el sentimiento y la voluntad; la meditación es el único medio para introducirse más profundamente en el Ser interior.
La meditación es una nueva manera de pensar interna, porque estamos acostumbrados a creer que lo externo es lo que promueve nuestros pensamientos.
Si se evoca un pensamiento lo más simple posible en la conciencia concentrándose en él y excluyendo cualquier otra impresión externa; se convierte en una realidad interior que permite apreciar mejor la vida externa y ser, además de ciudadano del mundo, ciudadano del universo.
A través de la meditación el hombre descubre su cuerpo etérico que se añade a su cuerpo físico. Este organismo suprasensible es tan real como el físico, sólo que es más sutil y está en relación con el cosmos.
Cuando ejercemos nuestro pensamiento fortalecido el mundo material parece borrarse y se alcanza la conciencia vacía. Solamente cuando la conciencia está vacía puede penetrar el mundo espiritual desde lo indeterminado y hacer surgir el cuerpo astral.
El hombre posee entonces un cuerpo físico, un cuerpo etérico que es el hombre líquido siempre en movimiento y el hombre astral que es el hombre aéreo representado por el movimiento respiratorio.
Existe un cuarto elemento de la naturaleza humana que es el órgano propio del Yo que junto con los otros tres están ligados a la vida del hombre en la Tierra, a su vida supra terrestre y también a su vida eterna.
Fuente:”Antroposofía”; Rudolf Steiner.