Historia de la lógica VII: la Baja Edad Media
La lógica se desarrolló de forma extraordinaria, al igual que la filosofía en general, entre los siglos XII y XIV. A partir de la segunda mitad del siglo XII, la lógica alcanzó unos niveles de complejidad y finura desconocidos hasta entonces. Las nuevas traducciones del Órganon de Aristóteles que comenzaron a penetrar en el mundo cristiano provenientes de los árabes fueron la causa principal de este desarrollo.
Las summulae de lógica
A partir de mediados del siglo XII se hicieron muy populares en ambientes académicos las summulae, breves sumarios de lógica. Sus autores se veían forzados a hacer alguna innovación cuando trataban de exponer la lógica aristotélica (Aristóteles no era especialmente considerado con el lector a la hora de exponer sus ideas sobre lógica).
Una de las summulae más antiguas es la redactada por Guillermo de Sheryswood (m. 1249). En ella hay una exposición completa de la silogística de Aristóteles. Presenta los 19 silogismos válidos reconocidos por Aristóteles escritos en verso, utilizando palabras mnemotécnicas que codifican mediante vocales y consonantes tanto los silogismos válidos como las maneras de demostrarlos.
Mayor repercusión tuvieron las Summulae de Pedro Hispano (ca. 1210-1277), tal vez discípulo del anterior, la obra de este fue el manual de lógica en el que se encontraba recogido el conocimiento estándar sobre esta disciplina, hasta el siglo XVII. Se recogen en el libro la silogística y la dialéctica de Aristóteles y la teoría de los predicables de Porfirio. Asimismo, incluye una novedosa discusión acerca de las propiedades de los términos, la cual es considerada con frecuencia una de las aportaciones más originales de la lógica escolástica. Pedro Hispano distingue entre lo que hoy conocemos como uso y mención de un término (uso del término «María»: «María es guapa»; mención del término «María»: «<> tiene cinco letras»). También se distingue entre el significado individual y colectivo que pueden tener términos como «hombre» en «este hombre es alto» o «el hombre es racional».
La discusión sobre las consequentiae
Ya en el siglo XIV lógicos como Guillermo de Ockham (ca. 1295-1349), el Pseudo-Scoto (Juan de Cornubia, que floreció a mediados del siglo XIV y es conocido como Pseudo-Escoto porque su obra lógica, In universam logicam quaestiones, fue atribuida erróneamente a Juan Duns Escoto), Juan Buridán (m. ca. 1358) y Alberto de Sajonia (ca. 1316-1390) destacaron en el tema de las consequentie, al que le dedicaron grandes esfuerzos.
La investigación sobre las consequentiae que llevaron a cabo estos lógicos es lo más parecido a lo que se entiende actualmente por un estudio de lógica. La exposición más completa sobre el tema se la debemos a Juan Buridán. Esta aparece en De consequentiis. El autor se sumerge en profundidad en el análisis de un tipo de expresiones que unas veces podrían interpretarse como reglas de inferencia, del tipo «dado A, podemos escribir a continuación B»; como enunciados condicionales, del tipo «si A, entonces B» y, finalmente, como relaciones de consecuencia: «A, por tanto B».
En el contexto de este análisis, Juan Buridán tiene en cuenta la discusión acerca del significado de los condicionales mantenida casi dos milenios antes por Filón de Megara y Diodoro Crono. En este caso, Buridán opta por entender los condicionales tal como los entendió el primero: un condicional es verdadero cuando no se dé el caso de que el antecedente sea verdadero y el consecuente falso. Se trata del condicional material, tal y como se interpreta en la lógica actual y también conocido como condicional filónico.