Asianismo
Las guerras dejaron a la vieja Grecia hundida, muchos griegos emigraron, las ciudades estaban destruidas y muchos templos habían perdido su antiguo esplendor para convertirse en poco más que ruinas. La mayoría de emigrantes griegos eran intelectuales, científicos, artistas y escritores muy solicitados en los nuevos estados, que necesitaban de sus conocimientos. También había una mayoría de comerciantes e industriales, que se valían de su experiencia y audacia para amasar fortunas, frente a la apatía de los pobladores de oriente. Poco a poco, y como decimos gracias al empuje a las armas de Alejandro Magno, el mundo antiguo se convirtió en un mundo helenístico, que en anteriores artículos ya hemos explicado lo que suponía.
Por otra parte, la expansión de los griegos por otros mundos, fue lentamente acabando con los viejos dialectos locales, frutos de territorios aislados, generándose un dialecto único, propio de aquellos que siendo de diversos lugares, aunque con una raíz común, necesitan comunicarse entre sí. De esta forma, surge un dialecto común, la koiné.
También, sin duda alguna, los gustos griegos influyeron en los pueblos orientales, que recibían las nuevas ideas griegas, pero de la misma manera que los gustos asiáticos influyeron en los griegos. Era una relación de ida y vuelta, una globalización indiscutible. De esta forma, por poner un ejemplo elocuente, en la oratoria griega además del aticismo, propio de los escritores atenienses de la época clásica y que se caracterizaba por su delicadeza y elegancia, surgió el asianismo, más pomposo y amanerado, y del que varios autores —entre ellos Estrabón o Cicerón— aseguran haber sido creado por Hegesias de Magnesia, oriundo de Lidia. Los propios autores que afirman lo anterior, también le culpan de haber desvirtuado, con su “invento”, la oratoria clásica. En cualquier caso, estemos a favor o en contra, sin duda alguna es una muestra de la relación existente entre Grecia y Asia, fruto de las conquistas alejandrinas.
Roma
Mientras en oriente se expandía el Imperio de Alejandro, en Occidente nacía la república de Roma, que más tarde y bajo las órdenes de Julio César se convertiría en Imperio, dominando todo el mundo conocido.
En Roma la vida cultural era, sin duda alguna, algo secundario. Todos sus conocimientos sobre ciencia o arte fueron adquiridos a través del mundo helenístico, aquél del que a nivel militar fue sucesor, superándolo en poder, ya que su organización administrativa y militar fue inmensa.
Las conquistas romanas comenzaron por Macedonia, cuna de Alejandro Magno, y Grecia, cuna de la civilización occidental. Ambas conquistas sobre el 146 a.C. La última sería más de 100 años después, Egipto. Logrando unir «todo el mundo habitado». Naturalmente no es cierto, puesto que sin irnos más lejos, en el propio continente europeo existían los pueblos del norte que más adelante terminarían acabando con el Imperio Romano de Occidente, pero eso ya es otra historia.
En cualquier caso, las grandes capitales de la antigüedad, las Alejandría, Antioquía… fueron sustituidas por Roma, que acaparaba todo el poder mundial. A su vez, El griego fue sustituido por el latín, idioma que se hablaba en todos los dominios romanos.
Sin embargo, todo ese poder no se tradujo en poder para el pueblo, tampoco en el arte. La mayor parte de él, que eran esclavos o siervos, carecía de cualquier posibilidad de disfrutar del arte. Y, por otra parte, las élites, que sí disponían de recursos, estaban preocupadas solamente de medrar, pasándose sus vidas en los castros o en las expediciones. Así, carecían de ocio, siguiendo la doctrina aristotélica, puesto que no estaban libres de las preocupaciones de los problemas del día a día.
Imagen: elfestindehomero.blogspot.com.es